
Me voy a Berlín, en un par de días. Cogeré el vuelo de las 6:30 y durante 4 horas, el tiempo que dura el trayecto hasta la capital alemana, me preguntaré por dónde comenzar a deshojar la ciudad. Echo un vistazo a la guía:
(La guía es importante. Suelo llevar una o dos. Mis favoritas son la Top Ten. Las he usado en Venecia, Verona y en Viena, por ejemplo. La Citypack me fue fantástica en Praga. Para Londres he usado varias, pero es que a Londres voy a menudo y tengo al menos 5 guías diferentes: Anaya Touring Club 3D, Anaya touring club pocket, Geoplaneta, etc. La de Lonely planet me vino fantástica para Roma y Florencia. La de Bath fue difícil de conseguir. De París tengo otro par.... Total, que a la hora de comprar la guía de Berlín, me decidí nuevamente por la Top Ten de El País Aguilar).
Lo primero que leo al abrir la guía es que Berlín se divide en 7 zonas, además de los distritos Grunewald y Dahlem, el sureste y la cercana ciudad de Postdam, con sus maravillosos palacios.
La guía señala por orden de preferencia los Top Ten que hay que visitar:
1. Puerta de Brandeburgo y Pariser Platz
2. Reichstag
3. Untger der Linden
4. Postdamer Platz
5. Museumsinsel
6. Kurfürstendamm
7. Kaiser-Wilhelm Gedächtnis-Kirche
8. Schloss Charlottenburg
9. Kulturforum
10. Zoologischer Garten
Pero no sólo estas diez cosas destacan en Berlín. Me pregunto quién se encarga de enumerar los top ten de las cosas, por regla general mis top ten no suelen coincidir demasiado con los top ten de cualquiera, no sólo en cuanto a las ciudades y sus monumentos, si no en todo. Si alguien me hace elaborar una lista de algo, siempre hay quienes coleccionan listas, mis top ten suelen ser siempre dispares a lo esperado. Tal vez, tengo gustos muy particulares, no sé. Cuando vuelva de Berlín os contaré, si en esta ocasión, mis top ten coinciden con los de la guía o cuáles han sido.
No quiero volver sin conocer a Nefertiti, eso lo tengo muy claro, es un objetivo mío particular. Al igual que el Pergamonmuseum. Soy una entusiasta de la Historia Antigua y este es de los museos de arte y arquitectura antigua más importante del mundo. Sólo con ver la puerta del mercado de Mileto, el altar de Pérgamo o el templo de Atena y la puerta de Ishtar, ya habrá merecido poner un pie allí.
Cuando estudiaba 3º de B.U.P. cayó el muro de Berlín. Fue un tema idóneo y facilón para la Selectividad del año siguiente, aunque yo la hice en Septiembre, por "físicas" de la vida y me tocó hablar del Cólera y la búsqueda de un antídoto. Sin duda, iré a ver lo que queda de muro, aunque no sea de lo más importante que apunte la guía.
Mi amigo, llamémosle P., me dejó hace unos días la película "Good bye, Lennin" (2003). Altamente recomendable. Basada en la época en que cayó el muro, octubre de 1989. Una mujer, orgullosa de sus ideas socialistas y dirigente del Partido Socialista Unificado, cae en coma viviendo en la República democrática alemana. Ocho meses más tarde despierta y su situación es muy delicada. Lo que más podría afectarle sería que cayera el muro de Berlín y el triunfo del capitalismo en su adorada Alemania Orienta. (Cosa que ocurrió mientras estaba en coma). Su hijo, hace todo lo posible para que ella no se entere de lo ocurrido y para ello monta una serie de falsos telediarios en los que escribirá su propia historia del país, convierte su apartamento familiar en una isla anclada en el pasado, una especie de último bastión del socialismo en el que su madre vive creyendo que nada ha cambiado. Lo que empieza como una mentira piadosa se convierte en una gran estafa cuando la hermana, los vecinos, conocidos, etc, se encargan de mantener la farsa para que la madre crea que nada ha cambiado, ¿pero hasta cuándo podrán mantenerla? Ahí entra en juego una enfermera, Lara, de la que se enamora el hijo: Alex.
Volviendo a Berlín, a sus palacios, museos, parques, plazas, barrios, historia... y hablando de historia... pienso en el innombrable y no lo nombro, pero sé que me acordaré de él en algún rincón de esa inmensa capital alemana. Sé que ahora hay un garaje en el lugar en el que se quitó la vida. Me pregunto por qué no se la quitó antes. Antes de que todo aquello empezara. Y sé que Berlín está reconstruida sobre las cenizas de la antigua, y que me encontraré muestras de que todo aquello ocurrió, un día, muy lejano, pero ocurrió y pisaré cicatrices en el suelo de sus calles y alzaré la vista para ver el nuevo día y el sol, (frío porque estaremos a unos -8ºC, que para una malagueña es como ir a la Antártida), iluminará el cachito de rostro que se me pueda ver entre el gorro y la bufanda y las orejeras y la rojez de la nariz, y me dirá, que fue testigo de todo y que aún duele y que seguirá doliendo siempre. Y que no olvidamos.
También visitaré edificios modernos, aunque como dice mi amigo P. y comenta mi amiga P., yo soy más de "lo antiguo" y que por eso me gusta tanto Venecia, por ejemplo. Y es cierto. Aunque hay cosas nuevas y modernas que también me llaman la atención. Eso sí, el hotel me lo he cogido del siglo XIX y bien inglés, (hasta su nombre), aunque esté en Alemania. No puedo traicionar mis quereres.
Me haré mis excursiones, cogeré el U-Bahn, el S-Bahn, autobuses, tranvías y bicicletas, y me patearé las calles que la nieve me deje pisotear. Y dispararé al menos quinientas veces la cámara. Unas veces usaré el flash. Otras, no. Y tripodín vendrá conmigo, como siempre. Y me ayudará a inmortalizar imágenes que otros antes inmortalizaron, pero a mi manera, a mi propio encuadre de las cosas. Mi mirada es singular cuando mira algo que llama su atención. Mi cámara va a juego conmigo y me entiende perfectamente. Somos una, ella y yo.
Me recomiendan la cerveza. Dicen que ni en 48h seguidas acabas de probar las clases diferentes de cerveza que existen en Alemania. Yo me encojo de hombros y digo que no me harán falta tantas horas, si acaso le pegaré un buchito a una. No me gusta la cerveza. Pero me gustan los pasteles, los dulces, el chocolate, y en Berlín hay un buen surtido de cafeterías, pastelerías, chocolaterías y todos esos lugares tan dulces que tanto me gustan. Tomaré café vienés, capuccino y hasta té, si lo hay. Y si me encuentro la tarta Sacher, tened por seguro que aunque sea vienesa, me la comeré en Berlín, igual que hice en Praga. Necesito su receta: YA.
Por supuesto que entraré a una taberna, es ahí donde le pegaré el buchito a la cerveza que me sirvan. Después de haber estado en la mejor taberna de Praga, y tener los mejores recuerdos de ella, junto a mis amigas, las hermanas M.DR. no puedo dejar de entrar a otra y volver a cantar nuestra canción del viejo pirata a viva voz, con alemanes coreando el estribillo. Por Dios, no, no me perderé eso.
En fin, todo esto y más me espera en Berlín en un par de días. Mientras acontece, ¿teneis alguna sugerencia que me pueda llevar conmigo? Sería de agradecer.
Hasta entonces, pasadlo bien, disfrutad del puente de Andalucía, los que sois de aquí, y al resto, ya vendrán otros puentes para vosotros. Ya mismo.
GUTE NACHT.
I.M.G.