El 16 de Enero de 2001, (sé la fecha porque acostumbro a ponerla junto a mi nombre y apellidos, en la primera hoja de cada libro que compro o me regalan), llegó a mis manos, por pura casualidad, un libro llamado "Mi querida Cassandra". Recuerdo que no había más ejemplares del mismo, y que éste, estaba escondido bajo toda la pila de libros de ocasión que se ofertaban en la sección de librería de unos grandes almacenes. Aquel fue mi primer contacto con las cartas que Jane Austen le escribió a su hermana, a su querida Cassandra. Acostumbraba Jane a escribir cartas, no sólo libros, de hecho uno de sus libros, Lady Susan, es de género epistolar. Como ella, yo también escribo cartas. He escrito muchas a lo largo de mi vida, ahora lo hago menos, pero no pierdo la costumbre, lo único que he perdido ha sido la valentía de lanzarlas al buzón. Considero que hay que poseer ese don, el de la valentía, para permitir que tus letras manuscritas lleguen a manos del o la destinataria de tus letras. Y en ese sentido, yo me he vuelto cobarde.
Al parecer, otra de mis costumbres, (tengo muchas, arraigadas o no, como todo el mundo), es esconder cartas, o postales, o fotografías entre las hojas de mis libros favoritos. Y esto, aunque no lo parezca, tiene sentido con lo anterior. Y también con Mi querida Cassandra. Desarmemos el misterio, si es que se ha creado, y contemos lo ocurrido al escoger este libro de entre toda mi librería, para destino y orgullo de mi ocio nocturno, que se dedica exclusivamente a las letras, leídas o escritas.
Al abrir el libro, apareció una postal comprada en mi visita a Chawton con varias imágenes de la casa que da nombre a este blog, del barrio, de los jardínes... lo que vienen siendo locations known to Jane Austen while she lived in Chawton, Hampshire, England. Tras esa postal se ocultaban varias más, compradas durante mi viaje a Bath, cada una de ellas era un resumen ilustrado de cada una de sus novelas más famosas: Pride and Prejudice, Mansfield Park, Persuasion, Emma, Sense and sensibility, Northanger Abbey y una más de Pride and Prejudice que compré para la querida amiga que me descubrió ese fantástico libro hace años, cuando yo misma se lo regalé. Después de las postales, otro tesoro: una breve cronología de la vida de Jane Austen, (que me regaló la amable Caroline en la shop de Chawton Cottage), que abarca desde el 16 de diciembre de 1775, día en que nace Jane en la Rectoría de Steventon, hasta 1818, cuando se publicó póstumamente La Abadía de Northanger junto a Persuasión gracias a su hermano Henry Thomas.
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Carta manuscrita de Jane Austen Abril de 1817 |
¿Quién dice que un libro no guarda secretos o sorpresas? A veces no sólo es la historia. Ni siquiera las entrelíneas. Continuemos. Hago una parada en el sumario: Las cartas de Jane Austen, sus primeros años creativos en Steventon, despedidas e incertidumbres en Bath, nuevas perspectivas en Southampton, una casa nueva y establecida en Chawton y sus últimos días en Winchester. Lo hojeo y hago una parada en cada ilustración y después en cada carta. Me entretengo mucho. La documentación es exhaustiva. Las anécdotas, curiosas. Los comentarios, inteligentes. Imagino a Cassandra deteniéndose en cada letra que le escribió su hermana. A Jane esperando la respuesta.
Tu carta llegó antes de lo que esperaba, y eso ocurrirá siempre con ellas, porque me he impuesto la norma de no esperarlas hasta que lleguen, en lo que creo que sugiero la comodidad de las dos...
(comienzo de una carta dirigida a Cassandra el martes 18 de dic. de 1798, desde Steventon)
Sigo leyendo cartas y cartas, de Jane a Cassandra, de Cassandra a Jane, de Jane a sus hermanos, a su sobrina Fanny... y al final me detengo especialmente en una carta escrita por Cassandra a Fanny en la que entre otras cosas como el reparto de bienes de Jane, le confiesa:
Había tantas cosas que hacer que no quedaba tiempo para una miseria adicional... Contemplé la pequeña procesión del duelo a lo largo de la calle y, cuando desapareció de mi vista y la hube perdido para siempre, ni siquiera entonces me sentí tan abrumada ni tan agitada como ahora cuando lo escribo... (19 de julio de 1817)
Eran amigas, Jane y Cassandra, además de hermanas, eran amigas, confidentes, de ese tipo que se llaman amigas del alma. Y cierro el libro para concentrarme en eso, cuando aparece un nuevo tesoro, más papeles escondidos, entre la última hoja y la tapa: más cartas. Pero estas son mías, manuscritas, fechadas en 2001, fecha en que compré el libro. En ellas, yo era Jane y una amiga de ese tipo que tan poco abundan, de las del alma, era Cassandra. Las leo concienzudamente, tratando de reconocerme en esas letras, (más redondas, ligeras e inocentes que las de ahora), o tal vez de revivir aquellos momentos. (Olvídame tú, que yo no puedo, cantaba Bosé). Me quedo con las letras de despedida de la última carta que encuentro:
Este año es especial porque hará 14 años que nos conocemos, lo que significa que llevamos media vida siendo amigas, y que hoy comienza el resto. No sé qué va a depararnos el futuro, pero francamente, no me preocupa porque echando una vista atrás y observando nuestro presente sabemos que podemos construir a nuestro antojo cualquier cosa porque nada va a salir mal. Y porque como dice la canción última de Grease, siempre seguiremos juntas.
(26/02/2001)

El sábado 20 de junio de 1942, Ana Frank escribe en su diario:
...Ha llegado el punto donde nace toda esta idea de escribir un diario: no tengo ninguna amiga. Para ser más clara tendré que añadir una explicación, porque nadie entenderá cómo una chica de trece años puede estar sola en el mundo. Es que tampoco es tan así: tengo unos padres muy buenos y una hermana de 16, y tengo como treinta amigas en total, entre buenas y menos buenas. Tengo un montón de admiradores que tratan de que nuestras miradas se crucen o que cuando no hay otra posibilidad, intentan mirarme durante la clase a través de un espejito roto. Tengo a mis parientes, a mis tías, que son muy buenas, y un buen hogar. Al parecer no me falta nada, salvo la amiga del alma. Con las chicas que conozco lo único que puedo hacer es divertirme y pasarlo bien. Nunca hablamos de otras cosas que no sean las cotidianas, nunca llegamos a hablar de cosas íntimas. Y ahí está justamente el quid de la cuestión. Tal vez la falta de confidencialidad sea culpa mía, el asunto es que las cosas son como son y lamentablemente no se pueden cambiar. De ahí este diario. Para realzar todavía más en mi fantasía la idea de la amiga tan anhelada, no quisiera apuntar en este diario los hechos sin más, como hace todo el mundo, sino que haré que el propio diario sea esa amiga, y esa amiga se llamara Kitty.
Esta hoja de diario es de las primeras del libro, y fue en ella en la primera que me paré, sólo para reflexionar y dar las gracias porque yo sí tengo y he tenido esa clase de amistad, y me considero inmensamente afortunada, tanto como lo fueron Jane y Cassandra, con la suya, o tal vez más. Realmente Kitty llegó a ser una amiga del alma para Ana Frank, y la sobrevivió para que todo el mundo pudiera conocer no sólo los horrores y monstruosidades que se cometieron, sino cómo era el alma de aquella niña que tanto la quiso y que volcó todo lo que una amiga vuelca en otra, en sus páginas.
Si habéis tenido la paciencia de llegar hasta aquí, gracias. Esta entrada está dedicada a dos amigas del alma. No pongo nombres. Ellas sabes quiénes son.
I.M.G.