Quizá, una vez abierto el buzón y sopesado el paquete, (confieso haber echado un vistazo antes al remitente), supuse, como habría supuesto cualquier lector voraz, que se trataba de un libro, y que, tal vez, "bienconociéndome" mi buen amigo, (llamémosle nuevamente el remitente), me lo habría enviado dedicado. Aunque fuese una firma. Suficiente.
Subí las escaleras, tan ensimismada estaba, contando letras en lugar de números por escalón y así, fui subiendo todo un abecedario hasta casa. O tal vez no sucedió así.
Tal vez sucedió que cogí el ascensor, hablé del tiempo con un vecino: Hace calor, eh, sí, ya en un par de días veranito. Sí. Y, qué calor, eh, como para no darse una ducha, (y luego silencio, miradas al suelo y medias sonrisas hasta que el ascensor llega a su planta. Hasta luego. Adiós).
Si me remonto a aquellos días, pienso que tal vez abrí el paquete en el mismo portal, con ansia por descubrir de qué libro se trataba, si es que se trataba de un libro; o tal vez, sin duda, llegué del trabajo y el paquete, que parecía ocultar un libro, descansaba sobre la mesa de mi escritorio, y sólo fue abierto tras saborear ese momento a solas.
Lo que escondía dentro ese paquete, amig@s míos, era : Alguien al otro lado.
Alguien al otro lado es una Antología de poemas de Andrés Neuman musicados por Juan Trova.
Véase entrada al respecto, en el blog de Andrés Neuman, Microrréplicas, donde se puede leer y escuchar, uno de los poemas que lo componen: El extraño. (¿Hacia dónde camino?, dice uno de sus versos, Camino, que ya es mucho, y rompo el paso). O léase la siguiente entrada en la página web de Juan Trova: Alguien al otro lado.
Abro el libro con cuidado. Encuentro mi dedicatoria. La disfruto unos minutos. (Obvio compartirla. Es personal. Se entiende). Siguiente parada: La dedicatoria del autor a Eli y Eri al unísono. (En esta me quedo sólo unos segundos, los suficientes para sonreír). Y la nota sobre el libro, en la página número 9, es el comienzo de la aventura. Neuman dice así:
Esto no es un libro. Ni un disco. Es ambas cosas. O acaso una tercera, más feliz.
Me he tumbado en la cama, he bajado las persianas y encendido la lamparilla de noche, que no alumbra demasiado, para crear ambiente. He introducido el CD, (sí, trae un CD, en la última página, tras la solapa de la contraportada), en el cajetín número 5 de mi equipo de música, y he leído en voz alta:
CARA A
ALGUIEN AL OTRO LADO
(LIBRO DISCO)
Desconocía que el remitente, una vez echado el paquete al buzón, en algún lugar del mundo, o quizá de Granada, (se da la circunstancia de que el libro está fechado en esa hermosa y vecina ciudad, en 2010), se había asegurado, (lógica aplastante), que sería uno de los regalos estrellas de mi natalicio.
Podía verlo sonriendo sin enseñar los dientes, achinando los ojos, llevándose una mano hacia el pelo, apartándose el flequillo de la frente, y luego echándose hacia atrás, en su silla de escritorio, giratoria, con los brazos cruzados tras la nuca. La carcajada vendría después: Cuando supiera cuánto jugo pude sacarle a aquel detalle. Él, (lógica aplastante de nuevo), sólo pensó que era un detalle.
Para la destinataria, héme aquí con el libro abrazado, fue como una triqueta, un triunvirato, la santísima Trinidad, los Tres Mosqueteros, un triángulo equilátero... es decir, los tres puntos de apoyo necesarios para sostenerse en equilibrio:
Poesía, música y Andrés Neuman.
Leo las poesías mientras Juan Trova las canta. Y luego, dejo que la lea la voz de Neuman. Apago la luz de la mesilla y cierro los ojos. Sólo escucho. Después, cuando el CD ha terminado, las leo una a una, a intervalos de media hora. Esa fue la primera vez que leí, (y escuché), Alguien al otro lado. Después ha habido muchas. Cada vez ha sido diferente. Cada vez más intenso. Cada vez un regalo nuevo, como si el libro fuese una caja de sorpresas y cada día tocase una nueva aunque fuera la misma.
No soy de leer demasiada poesía, o lo fui un tiempo y luego dejé de serlo, pero siempre se vuelve a lo que uno ha amado, supongo, de alguna manera, a veces sólo hace falta un empujoncito. A mí me lo dio el remitente, y desde entonces, con la luz baja de la mesilla de noche, y el silencio del hogar, leo y releo poesía, y empiezo a entenderla, y a amarla de nuevo. No se deja de amar las grandes cosas, sólo se olvida cómo volver a ellas, supongo. Sólo supongo.
Os dejo aquí, (y pido perdón al autor por no pedirle permiso, y desde aquí le digo, con todos mis respetos, que una palabra suya, bastará para quitarla), el poema que da nombre al libro, que es de mis favoritos, junto a El extraño y Rotación de los cuerpos.
Si queréis seguir leyendo, el libro se llama (como si no lo hubiera nombrado ya varias veces, me hago la loca): Alguien al otro lado. (La veleta 2011. Granada).
ALGUIEN AL OTRO LADO
PARTICIPO del día como un rastro pequeño,
como el grano de arena que desordena el viento.
Vuelvo sin atributos, un sonido perpetuo,
mi visión ha tomato una forma de cuenco.
he perdido la prisa y el líquido del sueño.
Si pudiera tocaros, hoy sería perfecto.
Mil gracias, (sé que son pocas y mereces más), a mi querido remitente, otra mil, (me quedo corta de nuevo, lo sé), a Andrés Neuman y a Juan Trova, por tan fantástico trabajo y subrayo la frase con la que el compositor termina sus notas sobre el disco:
"La certeza de que siempre hay Alguien al otro lado es lo que da sentido a cualquier manifestación artística".
(En este caso, la certeza de que estéis ahí, al otro lado, es lo que da sentido a este blog, y a que yo esté compartiendo mi regalo con vosotros).
Quisiera finalizar esta entrada dándole las gracias, (otras mil y pico más, o dos mil trescientas setenta y siete, por cifrarlas de alguna manera), a Andrés Neuman, de nuevo, por su cariño, sus sonrisas, sus comentarios, (por nombrar este blog en la sala del CAL, Centro Andaluz de las Letras de Málaga), y más de una vez, con la consecuencia de un leve, o tal vez intenso, rubor, en mis mejillas), y por los varios posados que hizo con el ejemplar que le regalamos de nuestro libro, Cuando vivíamos aquí, (puntoyseguido 2011), en su última visita a Málaga.
Andrés Neuman posando con nuestro libro Cuando vivíamos aquí (puntoyseguido 2011)
Esta entrada está dedicada al remitente del paquete que recibí en mi 38º cumpleaños. Junio 2011.
I.M.G.
Vaya detallazo, Isa!!
ResponderEliminarabrazos a miles
L;)
Jeje, gracias, Loli. Este mes es el mes de la poesía, y no podía dejar de hablar de uno de los grandes, de mis grandes :-)
ResponderEliminarBesitos
Estos paquetes son emocionantes.
ResponderEliminarBesitos
¡Magnífica entrada, Isa!!! Emotiva. El poema que elegiste es ¡la hostia!!!!
ResponderEliminarNo creo que Andrés se enoje por la "publicidad" que le has hecho. Es más probable que te pida que quites ¡esa foto TAN fea!!!! (sorry), ja, ja, ja
Pues yo no lo veo tan mal...no hay que echarle siempre la culpa a la cámara. Ha salido simpático, como él es :))
ResponderEliminarSe ve que lo has disfrutado ¿eh?...hay regalos que te llegan.
ResponderEliminarSeguimos con Don Andrés.
ResponderEliminar¿Qué les dará a todas?
Estos argentinos no se que tienen, pero es obvio que tienen. ;o)
Me alegro por tu regalo, Isa.
Como siempre, una entrada deliciosa.
Perdón por la falta de acentos, pero no acabo de aclararme con este teclado.
ResponderEliminar¡Agh!
Sí, Elysa, desde luego lo son. En este caso, estaba avisada por "el remitente" de que me llegaría, pero no sabía qué ocultaba en su interior. Fue una gratísima sorpresa.
ResponderEliminarBesitos
ME alegra que te haya gustado Andrea!!! Me alegra que te guste el poema, ese y los otros dos que nombré, son junto al resto, excelentes. Ya tuviste mi libro en tus manos, y leíste el de Argentina, que te gustó regular, ¿recuerdas? A mí me gustan todos, tal vez no soy muy objetiva, jajaj. No elegí la mejor foto de Andrés porque en esa estaba yo, JAJAJAJAJ, y no quería darme publicidad a mí, sólo a él, porque me parece un fantástico escritor, y a nuestro libro que me parece fantástico también, jeje.
Besitos
Inma, tú estuviste allí, el encanto de Andrés no se recoge en la cámara, ella lo quiso regular esa tarde, pero para eso estábamos nosotras, ¿no?
Sí, Abela, hay regalos que te llegan, y este es uno de ellos. Meses más tarde de llegarme, he estado preparada para compartirlo, sólo un poquito ;-)
Seguimos, Pedro, Seguimos. Este argentino-granaíno tiene un encanto especial y una forma de escribir y de transmitir que no dejan indiferente a nadie. Gracias por tus palabras, Pedro. Y no te preocupes por los acentos, sé que los pones bien puestos, siempre :-)
Besos a tod@s
Isa
Qué buen regalo, siempre emociona recibir algo así, disfrútalo.
ResponderEliminarGracias, Manu :-)
ResponderEliminar¡¡EStupenda sorpresa amiga!! Bss
ResponderEliminarLa romántica Isa busca excusas para no escribir. Y es una buena excusa, pues así escribe odas a su autor de "cabecera". Lo que pasa es que cuando se siente pasión por un autor la opinión de una talibán neumaniana —aunque tenga razón— hay que ponerla cuando menos es cuarentena. Venga, Isa, es una broma. Has descrito muy bien ese momento de intimidad intelectual en el útero de tu casa. Nos leemos.
ResponderEliminarGracias, MariCari.
ResponderEliminarXimens, sí que he escrito, pregúntale a Loli, que era mi amiga invisible de relato :-) . Ahora tengo que escribir un relato para dentro de un par de semanas, pero me cuesta concentrarme. Tengo muchísimo trabajo, llego muy tarde, y bla, bla, bla, pero lo conseguiré, eso sí, ya sabes que no subo relatos al blog, y como micros no sé escribir... de momento sigo con las odas, que así me entretengo. El sábado es el cumple de Neuman, así que algo tenía que escribir. Me gusta eso de talibán neumaniana, jajajja. Voy a tener que cambiarle el nombre al blog, y que Austen me perdone ;-)