martes, 3 de julio de 2012

Lo que aprendí de Ágatha Christie

Aprendí lo que es un templete, cuando con quince años, me regalaron un libro de Ágatha Christie llamado El templete de Nasse House

Por aquel entonces coleccionaba todas sus novelas, en edición de bolsillo. Me encerraba en mi cuarto, cogía papel cuadriculado y bolígrafo y anotaba los nombres de los personajes y la relación entre ellos, tal cual aparecía en las primeras páginas del libro. (He tomado prestada de ella esa costumbre, y nunca empiezo o termino un relato sin hacer una relación de personajes al estilo Christie). No soltaba la novela hasta terminarla, esa misma tarde, tuviera las páginas que tuviera. Era tan curiosa entonces, que no podía esperar al día siguiente o al otro, para saber quién era el asesino, o cómo Poirot, oh, sí, eso era lo mejor, llegaba a la conclusión, mientras comentaba las pistas con todos los sospechosos,  y terminaba averiguando delante de mis narices quién lo había hecho. Siempre me sorprendía. Supongo que como a casi todos sus lectores. Por eso, quien se encuentra con Ágatha Christie una vez, la primera vez, siempre repite. 

No sé cuántos libros de ella logré coleccionar. El que más me marcó fue Después del funeral

Si con Jane Austen me aficioné a los edificios georgianos, con Ágatha Christie lo hice a los vastos edificios victorianos, sobre todos los construidos según el estilo gótico, como el Enderby Hall que mandó construir Cornelio Abernethie en esta novela en la que la mayoría de sus personajes, como tantos otros repartidos en el resto de sus novelas, comparten nariz aguileña. 

Aunque, he de confesar, que lo que más me enseñó esta novela fue a encontrar el camino de la escritura. Así, tal cual suena. Le debo muchas hojas en blanco rellenas, muchos comienzos. La he usado como hilo del que tirar. He invocado a través de ella a las musas o como quiera que se les llame a los amos de la inspiración. Y nunca me han fallado, ni esa hacha, ni ese collar, ni esa calavera, ni todo lo que ocurre dentro de esas páginas. Solía pensar que el espíritu de Ágatha Christie se quedó allí escondido, para mí. Ilusa..., que no loca.

El primer libro de Ágatha Christie que me regalaron, el detonante de mi afición por la novela de misterio en mi época adolescente, fue El misterio del tren azul. Con esta novela viajé al litoral sur de Francia, me enamoré de los rubíes y aprendí lo que era el papel del alter ego en una novela. 

Queda poco de aquella adolescente en mí, pero todo eso, lo recuerdo.   ¿O será al contrario, que olvidé todo y la adolescencia persiste? No logro ponerme de acuerdo. Pero sigamos con las enseñanzas de Mrs Christie, que al final va a tener parte de culpa de que yo siguiera leyendo, y cada vez más, y de que siguiera escribiendo, y cada vez más, y de que empezara a concursar. Sí, de eso seguro. Mi primer concurso fue por culpa de Ágatha Christie. (Tenía una amiga que siempre decía que yo tenía que echarle siempre la culpa a alguien de todo, pues bien, en este caso, la culpa se la echo a Ágatha, con vuestro permiso, y para darle por una vez la razón a ella). 

Cursaba yo el C.O.U., (último año de Instituto, que ahora no sé cómo se le llama, a mí me encantaba decir que estaba en C.O.U.), cuando mi profesor de Filosofía, Salvador Macías, me paró en uno de los pasillos y me dijo: Así que te gusta leer. Y le dije, sí,  leo mucho. ¿Y qué lees? En mi mente hice una selección de las mejores obras leídas desde mi época del colegio hasta ese momento. Debí tardar mucho en confeccionar esa lista o en dar una respuesta, por lo que una compañera que venía conmigo, dijo: Ágatha Christie. Se lo lee todo de Ágatha Christie. Y escribe también. Mucho. Y de misterio. Y de amores. Todo muy bonito. Sonreí sin enseñar los dientes. Mi lista se fue al carajo. Salvador me miró y dijo: Interesante. Sí, Isabel, sí. Adoptó la figura de El Pensador de Rodin y dijo: ¿Por qué no te presentas al concurso de relatos del Instituto? Y me presenté. No gané. La novela corta  que envié se llamaba algo así como "La verdadera historia de Papá Noel y los Reyes Magos". Con un título así no creo ni que lo leyeran. Yo no lo haría. Ni siquiera era Navidad. 

Muchos años más tarde de esa anécdota, tantos como los que separan 1990 del 2012, con todo lo que ha llovido y soleado en medio, me encuentro un día con que un tal John Curran publica un libro llamado Los cuadernos secretos de Ágatha Christie y dos relatos inéditos de Poirot. Y de repente resurge la pequeña Christie que había vivido en mí a finales de los ochenta y principio de los noventa, y vuelvo a buscar los viejos libros olvidados en una estantería y a reconocer que mucho de lo que hoy soy, literariamente hablando, se lo debo al énfasis que puse en aquellas lecturas de la época del Instituto. Aunque Christie y yo no tengamos nada que ver en la técnica, en la filosofía, en la entrega, en las resoluciones, tramas , etc etc, pues no hay un solo relato mío, (bueno sí, uno que publiqué hace tiempo: De corte griego, clásico y elegante), que trate de misterio o asesinatos, sé que parte de lo que sé, y que venía conmigo antes de acudir a mis primeros talleres literarios hace siete años, se lo debo al estudio que hice de sus novelas, de su forma de escribir o encarar el papel en blanco.

 Por eso compré el libro de Curran. Por eso aún sigo leyéndolo, a sorbitos. ¿Que si merece la pena? Desde luego que sí, desde mi punto de vista, pues gracias a él, sigo aprendiendo cosas de la maestra del suspense, y no sólo en cuanto a misterios, si no, cómo se construye algo que han leído y leerán generaciones tras generaciones, ese libro esconde el esqueleto del cuerpo de las obras de Ágatha Christie. Un cuerpo sin esqueleto, es insostenible. 


I.M.G.
@isamerino






12 comentarios:

  1. Yo eso lo hice en "Cien años de soledad" de García Márquez, porque no me aclaraba con la genealogía.

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  2. Sí, Tracy, García Márquez hizo trabajar árboles genealógicos a todos sus lectores, con su novela más famosa, desde luego :-)

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  3. Que bueno simpatizar con la lectura desde temprana edad , y que bueno que puedas echarle la culpa de ello a Ágatha Christie. Es cierto que algunas veces acabas haciéndote un lío con los personajes y mira por donde me parece una buena idea hacer una relación de los personajes, :) siempre se saca provecho de todo lo que se lee. Como siempre me ha encantado leer tu crónica.
    Un beso.

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  4. Bueno yo coincido contigo en la pasión por los libros de Ágatha, fueron mi compañía en los difíciles años de la adolescencia, pero a mi no me animaron a escribir sino a evadirme y a pensar. Besotes

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  5. Claro, empezaste tan pronto y de la mano de una de las grandes, que no me extraña que escribas tan bien...

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  6. También yo soy fans de A. C. y ahora recuerdo dos novelas que me resultaron muy sorprendentes: "El asesinato de Rogelio AcKroid" y "La casa torcida". Me gusta mucho el género políciaco, tanto en novelas como películas y series. Consiguen que me olvide de cosas a las que le doy vueltas en la cabeza. Tendría yo 13 o 14 años cuando en los veranos sacaba dos libros de la Biblioteca Municipal y al día siguiente los devolvía, el problema era el fin de semana: demasiados días para sólo 2 libros.

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  7. Magnífica entrada Isa, como todas las tuyas, desprende pasión

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  8. Ah, yo armé la genealogía de 100 años de soledad. Todavía debe estar dentro del libro, en casa de mi madre

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  9. Hola Isa!
    Ay! Yo también me aficioné a A. Christie más o menos con la misma edad. En el verano que accedía a COU (yo accedía a 2º de bachillerato, pero en mi colegio le seguían llamando COU). Me pasé todo el verano leyendo sus novelas gracias a que un amigo me prestaba libros de la colección de su madre. Me llevaba toda la tarde metida en la lectura, tanto que por las noches tenía pesadillas con asesinatos. Si no recuerdo mal, mi preferido era "Poirot infringe la ley".
    Un saludo!!

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  10. Estupenda entrada, Isa. Como mucha de las tuyas, nos ayuda a conocerte más.

    Yo me he perdido mucho de A.C.; la verdad.

    Un abrazo,

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  11. Muchas gracias por vuestros comentarios. Siento haber pasado varios días sin pasar por aquí.

    Rosario, lo mío con la lectura fue un amor a primera vista y de los que duran toda la vida, y de los que crecen día a día. Me gusta definirlo así ;-)

    La Abela, me gusta que coincidamos. Yo ya escribía antes de Agatha, pero ella me animó a seguir, sin duda, y me estableció un camino, que aunque luego lo he seguido de diferente manera, me gusta agradecerle esos principios.


    Jajaja, Inma, no eres objetiva conmigo, jajaj. Gracias


    Antonia, comparto aquella sensación tuya de tener demasiados días para sólo un par de libros. A mí también me entretenían muchísimo aquellos libros, y cuando cambié de registro y empecé a leer otras cosas echaba de menos eso de bebérmelos del tirón y no a sorbitos.

    Andrea, si es que aquí donde me ves, además de romántica, soy una apasionada, jajaj. Le he prometido a Inma leer Cien años de soledad este verano a cambio de que ella se lea Orgullo y Prejuicio ;-)

    Hola María José, conozco ese libro. Cuando acudía a las librerías de ocasión en busca de un libro de Mrs Christie siempre procuraba que Poirot formara parte de él.

    Gracias Pedro, a veces pienso que Chawton St debería llamarse C/Merino, jajaj. Un abrazo, Pedro, y gracias por tus palabras, siempre bienvenidas y queridas.

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  12. Bueno pues me he tomado nota de este libro, me interesa. Los de Agatha creo que no me falta ninguno, ella me aficionó a leer novela negra.

    Buena reseña, Isa, como siempre.

    Besitos

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