Hoy ha ocurrido el fin del mundo. Los mayas lo vaticinaron. El 21 de Diciembre del año 2012 d.C., el mundo, tal y como lo conocemos, desaparecerá. Y hoy ha sido. Anoche cuando me acosté, ya era 21. Y era 21 cuando me levanté. Pero es que el fin del mundo, en España se vaticinaba para las 11 A.M. Ah, bueno, vale, me quedan tres horas.
En Málaga amaneció un sol de primavera muy común en nuestros inviernos, uy, que hoy también comienza el invierno. Menuda coincidencia. El fin del mundo termina en la última estación. Nuestro último invierno. Los españoles moriremos todos a la vez, en uno de nuestros años más negros, en el último mes del año, y también en la última estación. Y encima, el año fue bisiesto. ¿Tendrían los mayas todo eso en cuenta? No seré yo quien contradiga sus escrituras y sus visiones sagradas. Si sobrevivo a ellas, escribiré una crónica de tan comentado día. Si hasta en los telediarios hablan de ello. El mundo no sólo está en crisis, es que se acaba. Eso sí que es una crisis gorda. Cojonuda. El apocalipsis.
Desayuné lo acostumbrado, escogí una ropa cómoda, me hice con todos mis aparatos tecnológicos y me metí de cabeza en la caravana del siglo en la Autovía. Me había pedido el día de vacaciones, no por ser el último día del mundo, sino por ver a mi sobrino actuar en su fiesta del cole, ¿qué puede haber más bonito que pasar las últimas horas viendo reír a un niño vestido de Papá Noel? Para mí, nada. La mañana del último día del mundo, iba siendo aún más normal de lo que esperaba. Por whatsapp la gente iba mandando chistes, y cuentas atrás apocalípticas. A escasos minutos de las once, la gente se despedía con sorna. Alguien me preguntó dónde estaba y yo le contesté que en el Carrefour. Hay que ser precavidos, y si llega el fin del mundo, que me pille en un sitio donde tenga ropa, comida, libros, discos y tecnología, pa disfrutar mientras tanto, y en el después también, claro. Así que mis últimos minutos los pasé en un gran almacén, comprando cereales. El boom, o el estallido final no se oyó. Dieron las once, y todos seguíamos a nuestro ritmo, yo creo que perdí la noción del tiempo eligiendo un nuevo cepillo de dientes. Lo que pasó después del apocalipsis total fue que la cajera me cobró lo acostumbrado, que cogí mi coche y regresé a casa. ¿Estamos todos muertos? ¿Se acabó la crisis? ¿Por qué sigue brillando el sol en el mismo lugar de siempre? ¿Por qué sigue costándome encontrar aparcamiento después de la hecatombe?
Ay, estos mayas, qué cachondos, sembrando pánico a miles de años vista. El caso es que la cosa ha generado negocio, y todo lo que genere negocio, genera pasta, y lo que genera pasta... en fin, que dicen que hay gente que se ha hecho con un búnquer en su casa y que ahora vive doscientos metros bajo tierra, con víveres para un par de años mínimo. Espero que se hayan enterado que ya pueden salir. Y resulta que en Francia hay una montaña mágica y que los billetitos hasta el pueblo a la falda de la montaña han costado una pasta. Pero todos los que fueron, han sobrevivido. ¡Aleluya! El viaje les ha merecido la pena, y hasta han hecho amigos internacionales. De ahí saldrán parejas, y reuniones anuales, si no, de aquí al tiempo, y nacerá un primer niño fruto de. Y será el salvador de la montaña mágica en el nuevo apocalipsis que ha de llegar cuando los mayas tengan a gusto revelar una nueva fecha.
El caso es que al parecer todo había sido algo mal interpretado, ayyyy, total, una letrilla más que menos tampoco pasa nada, que no es que fuera el fin del mundo, que es que era el final de una era, de un ciclo. Que no iba a haber un choque de planetas, ni se iba a agotar la energía, ni iba a explotar el globo terrestre o nos iban a invadir los marcianos, que es que esto ya pasó miles de años antes de Cristo, y volverá a pasar en la siguiente era, así que "take it easy, my friends", que pueden seguir con las compras navideñas, pero tengan en cuenta que la nueva era ha empezado y que todo cambia a partir de hoy. A ver, ¿qué has hecho el resto del día? Pues he trasteado el ordenador, he almorzado, siesteado, he ido de compras, he... uy, todo de lo más normal. Pues ya ves que no, que hay que buscarle una vuelta, que no estás fina, mujer, que ha empezado una nueva era y que tenías que haber hecho nuevos enfoques, y tenías que haberte comportado de otra manera, y haber hecho cosas distintas y especiales, mujer de poca fe.
Sí, (levanto la mano), he hecho algo distinto hoy. ¿Significará algo? Claro que sí, es el principio de una nueva era, ya vas notando el cambio, esa es la actitud. Esto es sólo el comienzo... welcome to the real world.
I.M.G. apocalíptica.
En 1982, cursaba catequesis para hacer mi primera Comunión, y nos pidieron a todos los niños, que rezásemos porque en tres días se acababa el mundo. Al parecer se habían alineado todos los planetas y moriríamos aplastados entre Marte y Venus. Sobreviví a aquel fin del mundo.
En 2000 volví a salvar el cuello de la siguiente apocalipsis. Todo se iría al traste. De una forma u otra, cuando llegara el cambio de siglo y de milenio moriríamos todos. No fue un buen año para mí, pero también lo sobreviví.
Mi madre me cuenta de otra apocalipsis. Fue a finales de los años 50. A los niños se les contó que llegaba el juicio final. Era la hora de dormir y todos los niños de C/ Carboneros miraban al cielo esperando una gran cruz, y la apertura de la puerta de los cielos. Mi abuela les dijo que se acostaran, que si aparecía la cruz, los avisaría para que les pillara despiertos. Creo que mi abuela, hoy, también se habría reído de esta apocalipsis.
El verdadero apocalipsis, le llega a cada persona, el día que fallece. Pues es cuando este mundo desaparece de su vista para siempre. Eso, para mí, es el fin del mundo. No sé qué habrá después, ni quiero averiguarlo aún. Sigamos disfrutando mientras podamos. De eso se trata.
Gracias por hacerme reir desde por la mañana temprano. Tu entrada no tiene desperdicio, jajajaja.
ResponderEliminarMe he reído mucho con esta entrada, Isa. Me pregunto cuántos fines del mundo más sobreviviremos.
ResponderEliminarUn abrazo y felices fiestas.
Muy amena tu entrada Isa , el sentido del humor que no falte nunca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas noches Isa!!! Me ha encantado tu entrada y me has hecho sonreir. Es verdad no era el fin del mundo pero sí era el fin de un sentimiento. Ojalá el año que dentro de muy poquito llegará, seamos menos egoístas y más generosos con los demás. Te deseo para este nuevo año: Felicidad!!! Un beso
ResponderEliminarPues hoy soñé con Dios y que yo había muerto y resulta que todo seguía igual en esa otra "dimensión"... así que ni ahí hay Fin del Mundo, ja, ja, ja.
ResponderEliminarBesitos Navideños desde el país de los Mayas