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Manuel Vicent y David Trueba "cara a cara" |
Salimos corriendo, literalmente, de la conferencia de Andrés Trapiello para llegar sin aliento al Salón de Columnas, que ya estaba oscuro y con todos los sitios ocupados. Era esta una de las charlas VIPS del día y nadie quiso perdérsela.
Manuel y David llegaron puntuales y crearon un ambiente de camaradería todo el tiempo que duró la charla. Nadie tenía ganas de marcharse. Fue divertida. Casi de colegueo. Ambos escritores comparten varias afinidades, entre ellas el cine. Las novelas de Manuel han sido adaptadas al séptimo arte, y David a su vez ha dirigido y versionado para el cine varias obras literarias. Apenas tomé notas, me quedé de pie, apoyada en una columna, participando de la charla con una sonrisa que no me abandonó toda la velada. David hablaba de los suicidas que acuden a los hoteles para acabar con sus vidas, Manuel le respondía con otra anécdota, y así sucesivamente. David decide, una vez entrados en calor, contar anécdotas de ambos que antes no se había atrevido a contar, como aquella en que al salir de un hotel en la ciudad condal, donde una enorme multitud esperaba la salida de Messi, alguien comentó que Manuel Vicent era el "papá" del futbolista. Algún jovencito se mofó asegurando que el padre no, que debía ser el abuelo. Manuel no se lo tomó con humor y rogó que la anécdota nunca saliera de allí, pero esta noche, David rompió el pacto, para gusto de todos, que no dejamos de reír con todas y cada una de las anécdotas que contaron, cinéfilas, literarias, alguna de Fernando Trueba o de algún otro autor con los que se juntaban en el Café Gijón.
A la salida, me acerqué a saludar a David Trueba. Siempre me cayó bien, al igual que Vicent, pero nunca pensé que su sentido del humor, su sex appeal y su cercanía fuesen tan acentuados. Sin duda, me ganó. (Con permiso de N.)
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PAREJA DE BAILE |
21h. Salón de Columnas. Pareja de Baile: Blanca Berasátegui y Álvaro Pombo.
La directora del suplemento cultural del periódico El Mundo y el escritor, miembro de la RAE, hablan de política, (Pombo se presenta al Senado por UPD), literatura, actualidad, etc.
Álvaro Pombo inauguró la Narrativa Hispánica de Angrama, y entre otros, ha ganado los premios Herralde y Planeta. Se siente poeta. Se declara, abiertamente, homosexual y lo primero que comenta es que todos debemos ser políticos votando y tomando partido por unos u otros. En política, uno se compromete, dice. Reivindico la acción política y estoy en contra de la subvención. Hay que buscarse las habichuelas, continúa. La soledad es el precio de ser libre. Lo que permanece, lo fundan los poetas, esto es consistencia intelectual.
Blanca, su pareja de baile esta noche, le acota: Estamos resignados a la mediocridad.
Yo soy muy impuro, contesta Álvaro. Veo Sálvame. (Risas). A pesar de la edad que tengo aún te puedo dejar de piedra. Estas cosas, la telebasura, son adictivas, vicios, es como beber y fumar, cosas que yo hago.
Blanca le pregunta por su trabajo, hace años, en la banca. Álvaro sonríe sarcásticamente y comenta que en el año 83 trabajó en el Banco Hispano Americano de chupatintas, de 8 a 15h. Era agotador, como ocuparse de drogadictos. Tanto el banco como los drogadictos son cosas agotadoras y para librarme de eso, quise ganar una beca de Don Ricardo de la Cierva y para eso dictaba. Empecé a dictar por un premio de 500.000 ptas que se daba en dos tandas, por una novela. Yo dicto porque el pensamiento se hace en la boca. Dictar es muy parecido a contar cosas. La escritura literaria española ha sido muy escrita.
Pombo mira al techo, se rasca la barbilla, y suelta del tirón la siguiente parrafada: Pensad en el bodrio del siglo de Oro, quitad a Garcilaso y al Lazarillo y ahí teneis una prosa imposible. La prosa castellana del barroco es una especie de plasta porque se escribía en vez de hablarse. Ahora vivimos en un mundo rápido, líquido y dictar tiene dramaturgia y oralidad. Todo nace y muere hablando. Soy admirador de Henry James, que dictó sus tres últimas novelas, que son las más complicadas. Henry dictaba.
¿Lee mucho?, pregunta Blanca. Álvaro ríe abiertamente y contesta: No leo porque algunas novelas son muy pesadas, que Dios me perdone. Pero me encanta Javier Marías. Todo autor ha aprendido más que de sí mismo. No hay posibilidad de tomar nada de nadie, salvo que seas crítico literario o profesor. El arte de escribir es el arte de contar una historia. Se cuenta como se puede, y ya está.
¿Está escribiendo? Pues iba a escribir sobre la vejez, porque estoy en plena vejez, (dolores, cansancio....), pero estoy escribiendo sobre los criptogatos y otros gatos. Yo me considero criptogato, aunque sea de la RAE, si rascas debajo, hay un criptogato. A mí me encanta la tele, ¿conocen la serie V? Pues yo la comparo con los criptogatos. El lenguaje es un sistema autónomo de usos que o vencen o mueren. Los de la RAE son como notarios que dan fe. Es una actividad modesta e importante. Yo soy disciplinado, trabajo con horario de ofician, impuntual, visto de manera poco convencional, voy en bici por Madrid, pero nunca he sido bohemio. Tampoco soy libertario, es inconstitucional. Tengo más fe en las instituciones que en los individuos.
¿Cree que todo se supedita en cifras? Sí, en detrimento del arte. Si todo lo convertimos en espectáculo, rebajamos el nivel de exigencia conceptual. Eso lo comentaba Tierno Galván. El pudor es una virtud personal, como la reserva. La exposición absoluta produce una desexposición, lo cual es muy preocupante.
Para finalizar la charla, Álvaro Pombo comenta: "Los límites de mi lengua son los límites de mi mundo". Para bien y para mal. Para bien porque vemos el mundo como hablantes españoles. Para mal porque se excluyen otras cosas u otras lenguas.
Terminada la charla, Inma, Loli y yo, nos acercamos a charlar con Blanca, y le regalamos un ejemplar de nuestro libro Cuando vivíamos aquí. Blanca lo acepta encantada y promete hacer una reseña en El Cultural de El Mundo, que sale los viernes, (en papel) o que se puede leer en internet en la página www.elcultural.es.
Próxima entrega: Manuel Longares y Belén Copegui.
I.M.G.