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miércoles, 5 de junio de 2013

No sé por qué y Patio de Locos: Andrés Neuman

El pasado 14 de mayo me encontré con amigo al que suelo mencionar bastante en este blog. Y unos días más tarde, el 22 del mismo mes, escribí una crónica de nuestro encuentro en el blog de Puntoyseguido escritores, que podéis leer en el siguiente enlace: PINCHA AQUÍ PARA LEERLA

Sin más preámbulos y tal y como se señala en el título de este post, este amigo, escritor reconocido internacionalmente, (poeta, traductor, cuentista, cronista, bloguero, y lo que le dé la gana porque puede sorprendernos, y gratamente, con cualquier cosa), no es otro que  Andrés Neuman. 

Andrés Neuman (Málaga)
Imagen Diario Sur
Cuando nos despedimos en diciembre, en la plaza de la Merced, frente a la casa natal de Picasso, con un abrazo y un hasta pronto, no supuse que ese hasta pronto llegase en apenas cinco meses. Le encanta sorprendernos (sorprenderme), con sus visitas sorpresa-relámpago. Lo supe de casualidad. Pero sabía que vendrías, me dijo sin dejar de sonreír un sólo instante. Ese es Neuman, un amigo que siempre invita a sonreír, cuya sonrisa en la mayoría de ocasiones precede y provoca la nuestra. 

Venía de rojo, con chaqueta al hombro, (como la cartera), con la barba recortada y el pelo crecido, desde la última vez. Igual de blanquito. Como yo. El marco en el que nos encontramos era único, distinto a las veces anteriores, frente al mar, en el Palmeral de las Sorpresas, (y menuda sorpresa), del Muelle 2 del Puerto malagueño. Un libro de título doble, fondo amarillo, e ilustración bicéfala, esperaba ser presentado: No sé por qué y Patio de locos

En este libro se reúnen los últimos poemarios de Andrés Neuman, que fueron publicados por separado, en Argentina, Mexico y Perú, y que han sido recuperados y revisados para esta nueva edición. Publica Pre-Textos. (Colección La Cruz del Sur).

Como comentaba en la crónica de Puntoyseguido escritores, Andrés llegó puntual, como siempre, y yo tomé asiento en primera fila, también como siempre. Y me dispuse a anotar todo lo que pude en mi bloc de notas. Primero, de la estupenda presentación a cargo del poeta y crítico literario Antonio Jiménez Millán, después, de casi cada palabra que dijo el autor. Obvié algunas. Podría haberme llevado la grabadora, pero me gusta escribir, a lápiz, a bolígrafo, a máquina, a ordenador, me gusta sentir el impulso de las letras correr por mis brazos, colarse entre mis dedos y pasar a la hoja en blanco, da lo mismo si es ficción, si es transcripción o como en este caso, hacer de escriba de lo que Neuman nos contaba en aquella sala acristalada frente a un enorme transatlántico de paseo. 

Andrés Neuman - Málaga
Imagen Isabel Merino
No voy a transcribir en esta entrada lo que escribí en mi cuaderno de notas, porque ya lo hice en la entrada del blog amigo que os contaba al principio, así que para los interesados en lo que Neuman dijo de cada parte de su libro, os remito a ella. Esta entrada sólo es una crónica anexa, un complemento a la anterior, ya que me sabía mal que los lectores que seguís a Neuman a través de Chawton St, no llegaseis a leer la que escribí en el blog de puntoyseguido, y es por ello, que he decidido contar aquí, de nuevo, algo sobre aquel día. Y bueno, también porque me gusta rememorarlo. ¿Acaso no se rememoran los buenos momentos pasados con los amigos? Pues eso. 

Cuando escribí la crónica aún no me había leído el libro, tan sólo había oído de boca de Andrés, los poemas que escogió para recitarnos. Algunos me emocionaron. Otros me provocaron cierta sonrisa socarrona. Otros me dejaron atónita. Ninguno me fue indiferente. Mi recomendación: leerlos. Absolutamente. Y, que conste, que no soy nada poeta, ni siquiera fiel amante de la poesía, pero como decía al principio, es que Andrés es mucho Andrés, y como escritor, puede con todo, y encima todo se le da bien. Esta es mi recomendación de hoy. Y si no os atrevéis con la poesía aún, pues no dejéis de leer algunos de sus libros, por citar algunos de mis favoritos: Hablar Solos, Una vez Argentina, El viajero del Siglo. Cuesta dividir afectos entre ellos, pues son todos hijos predilectos de mi biblioteca privada. 

Andrés Neuman con Isabel Merino,
Inmaculada Reina, Loli Pérez y Pedro Rojano
(miembros de puntoyseguido escritores)

Andrés y yo nos despedimos en la caseta de la Feria del Libro de Málaga, donde se quedó a firmar ejemplares de su bicéfalo. Mis compañeros de Puntoyseguido y yo, estuvimos rondándolo un rato, y él, dejándose rondar. Al final, las despedidas, el nuevo abrazo preludio del siguiente no se sabe dónde ni cuándo, pero seguro en mi próxima década. (Mi treintena expira en pocos días). Andrés se ríe de ello y me revuelve el flequillo. Siempre me revuelve el flequillo. Y yo, me río con él y lo dejo hacer. 



I.M.G. 
@isamerino


jueves, 26 de enero de 2012

Walt Whitman: Canto a mí mismo

Algunos entendidos de poesía, líbrenme a mí de esa carga pues a veces no la entiendo, sólo la siento, consideran a Walt Whitman como el padre del verso libre. 


Podría dar datos de la biografía de Whitman, bien sacándolos de la wikipedia, bien rememorando viejas clases de literatura, bien sacándolos de las notas biográficas que suelen acompañar a su Canto a mí mismo, o bien viajando a su tumba ubicada en el cementerio de Harleigh en Candem y transcribir lo que él mismo me contara a través del ulular del viento, pero no voy a hacerlo. Considero que la mejor manera de nombrar a Whitman, o de, tal vez conocerlo un poco, es a través de su Hojas de hierba

"La prueba de un poeta es que su país lo absorba sentimentalmente de la misma forma que él absorbió a su país" (prefacio de Hojas de Hierba 1855). 

¿Qué mejor homenaje, se me ocurre hoy, que transcribir algunos extractos de Canto a mí mismo (Hojas de Hierba), para hablar de este autor, que al igual que Baudelaire con Las flores del mal, sólo escribió un único libro de poesía: Hojas de hierba, que en su versión definitiva cuenta con 390 poemas, (siendo el Canto a mí mismo, uno de ellos, quizá el más conocido, alabado y criticado).

León Felipe dijo de él: 


No tiene otro título ni rótulo a la puerta, 
No es doctor, 
ni reverendo,
ni maese...
No es un misionero tampoco.
No viene a repartir catecismos ni reglamentos,
ni a colgarle a nadie una cruz en la solapa.
Ni a juzgar;
ni a premiar,
ni a castigar.
Viene sencillamente a cantar una canción.


CANTO A MÍ MISMO (Walt Whitman), extractos escogidos:

 Yo me celebro y me canto, 
Y de lo que me apropie te debes apropiar,
Pues cada átomo mío te pertenece. 
Ando vagabundo e invito a mi alma a que tam-
bién lo haga.
Ando vagabundo y me tiendo a mis anchas a mi-
rar un tallo de hierba estival.
Mi lengua, cada átomo de mi sangre, se formaron
de este suelo, de este aire.
Nacido aquí, de padres cuyos padres aquí tam-
bién nacieron, al igual que sus padres.
A mis treinta y siete años, con una salud per-
fecta.
He empezado a vivir, y sólo espero no dejar ya
de hacerlo hasta mi muerte.
Que se callen ahora las escuelas y credos
Me sirvieron y nunca he de olvidarlo
Acojo el bien o el mal, dejo que todo hable sin
importarme el riesgo
A la naturaleza sin frenos con su energía origi-
naria.

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He oído lo que decían los charlatanes sobre el 
principio y el fin,
Pero yo no hablo del principio y del fin. 
Jamás hubo otro principio que el de ahora,
ni más juventud o vejez que las de ahora, 
Y nunca habrá otra perfección que la de ahora, 
Ni más cielo, o infierno que éstos de ahora.
Instinto, instinto, instinto,
Siempre el instinto procreando el mundo
Surgen de la sombra los iguales, opuestos y com-
plementarios, siemrpe sustancia y crecimiento,
siempre sexo,
Siempre una red de identidades, siempre distin-
ciones, siempre la vida fecundada....

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Soy por igual del viejo y del joven, del necio
y del sabio,
Indiferente y atneto a un tiempo con los demás,
Maternal y paternal a la vez, niño y hombre,
Formado de una materia tosca y de una materia
delicada.
Ciudadano de la Nación de muchas naciones, no
menos de las grandes que de las pequeñas
Soy del norte y del sur, soy un ranchero indolente
y hospitalario de orillas del Occoni....

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Soy el poeta del cuerpo y soy el poeta del alma, 
Sé de goces de cielo yde horrores de infierno
Injerto los primeros a mi ser, los aumento, y 
dejo los segundos para decirlos en un idioma
nuevo. 
Soy el poeta de la mujer no menos que del hom-
bre
Y digo que es tan noble ser mujer como hombre,
Que no hay nada más noble que ser la madre de 
los hombres.
Canto a la exaltación o a la soberbia,
Bastante hemos rogado, bajado la cabeza,
Y afirmo que el tamaño no es más que desarrollo.
¿Has superado al resto? ¿Llegaste a presidente?
Es una nimiedad, cualquiera podrá alcanzarte
y luego ascender más arriba...

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¡Basta, basta, basta!
Ando aturdido, ¡atrás!
Dadme un poco de tiempo, que pueda reponer-
me del golpe, de los sueños, del vértigo fatal
y los bostezos.
Estoy ante un error que suele ser corriente
¡Si pudiera olvidar las burlas, los insultos!
¡Si pudiera olvidar los llantos y los golpes
de clavos y martillos!
Si pudiera mirar con otros ojos mi propia cruz,
mi corona de espinas...
Ya recuerdo...

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¡Poetas del futuro! ¡Oradores, cantantes, músi-
cos del porvenir!
No será este presente quien debe justificarme y
responder por mí
Sois vosotros, la nueva generación autóctona y
atlética, continental, más grandes que todas las
conocidas
¡Arriba! que vosotros debéis justificarme...

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A ti, quienquiera que seas...
¡Toma! .....
Me ofrezco a ti, en todo y para todo, me ofrezco
a mí mismo, prometiendo no dejarte jamás,
De lo que doy fe firmando con mi nombre

                                                  Walt Whitman.


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Oda de García Lorca a Walt Whitman

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, 
he dejado de ver tu barba llena de mariposas, 
ni tus hombros de pana gastados por la luna, 
ni tus muslos de Apolo virginal, 
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla 
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela. 
Ni un solo momento, hermosura viril 
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.


Queda aquí clausurado mi mes dedicado a la poesía: Borges, Neuman y Whitman, la lectura de sus poemas me ha acompañado todo enero. 

¿Quién sabe qué nos deparará Febrero? De momento un viaje para saludar a un gran amigo, un buen amigo, Londres, salgo a tu encuentro, una vez más, con los brazos abiertos. 


I.M.G.