lunes, 30 de mayo de 2011

Midnight in Paris




Midnight in Paris, es la última película de Woody Allen, protagonizada entre otros por Owen Wilson, (magnífico en su papel), Rachel McAdams, Marion Cotillard y Kathy Bates.


El viernes noche acudí al cine con unos amigos a ver la "última de Woody". Me preocupé de no saber absolutamente nada sobre ella, excepto, como todos sabemos, que triunfó en Cannes, que salía Carla Bruni, (porque la prensa nos ha bombardeado con esta curiosidad), y que sucedía en París. Soy asidua al cine de este hombrecillo enclenque, de gran talento, que toca el clarinete y que cuyo nombre se ha convertido en sello de garantía para su público, sin embargo he de admitir que sus últimos trabajos no me han parecido estar a la altura de los anteriores, por lo que me senté en la butaca de cine algo excéptica.

El excepticismo se me fue en los primeros planos, donde se presenta al gran personaje de la película: PARÍS. No me di cuenta de que PARÍS era el personaje central de la película hasta que mi amigo Pedro me lo comentó a la salida. Primeros planos de ese París que he tenido la suerte de visitar hasta en cinco ocasiones, y después los créditos de los actores. Estaba claro, decía Pedro, esos planos fantásticos, esas postales de cine de la ciudad de los bohemios, del amor, de la Tour Eiffel, eran la presentación del único, primer y gran protagonista de Midnight in Paris: PARÍS.


Si habeis leido las críticas, yo lo he hecho una vez visionada la película, os encontrareis con frases como esta:


- Una ingeniosa comedia muy divertida y con mucho encanto.

- A medio camino entre La rosa púrpura de El Cairo y Cenicienta. Deliciosa.

- París resplandece en esta divertida fantasía con viajes en el tiempo.

- Ritmo ágil y la concisión de los mejores trabajos de Allen.

- Allen juega con su propia debilidad por la nostalgia.

- Una maravillosa carta de amor al presente, al pasado y al futuro.

- Etc.


¿De qué trata? Bueno, a groso modo podría decir que es un canto a la nostalgia, o tal vez a la inconformidad que tenemos con nuestro presente, pero una sinopsis más completa sería la siguiente:


Un escritor norteamericano algo bohemio, viaja a París con su prometida y los padres de ésta, que son ricos, y les gustan las compras, los hoteles de lujo, las cenas caras, etc. Él, más bohemio, y en plena crisis con su primera novela, se imagina cómo sería vivir en el París de los años veinte y encuentra todo el encanto en la ciudad, que les pasa desapercibido a su prometida y a su familia, que ven la ciudad como los típicos turistas. Paseando, solo, por el barrio Latino de la ciudad, a medianoche, suenan las campanas de una iglesia y un coche de los años veinte se detiene junto a él y lo invita a subir. Se ve entonces transportado a esa época mágica y dorada, donde conocerá a personajes que jamás imaginaría que conocería. (Nombraré a un par de ellos, para que os hagais idea de los grandes personajes, (escritores, pintores, músicos, etc), que os encontrareis en esta película y que aparecen tan bien caracterizados que cuesta trabajo pensar que no son ellos mismos que han vuelto para trabajar con el maestro Allen: Dalí, Hemingway o el mismísimo Picasso).


Divertidísima, nostálgica, romántica... una gran película que no os debeis perder, sobre todo si sois divertidos, nostálgicos y románticos. Yo la disfruté muchísimo, cada fotograma. No sólo porque el protagonista fuera escritor y se encontrara en la tesitura que nos encontramos muchos de los que escribimos, si no porque desde que te sientas en la butaca del cine, tú también viajas a París y vives esas aventuras como propias.


El mensaje que yo saqué, y que no sé si coincidirá con el que saquéis vosotros, ya me contaréis si la veis, es que hay que vivir el ahora y disfrutarlo. Nosotros soñamos con una época pasada que pensamos que es la dorada, en la que quisiéramos vivir. Si viajásemos a esa época, veríamos cómo los contemporáneos de la misma, sueñan con otra época anterior que es la que ellos creen que es la ideal para vivir, un nuevo viaje a esa época y veremos cómo ellos también sueñan con otra anterior y así hasta nunca acabar. Por naturaleza siempre pensamos que lo mejor está en el pasado y con ello no disfrutamos el presente porque cualquier tiempo pasado fue mejor, como dice la canción. Woody Allen reflexiona sobre esto en su película y nos hace reflexionar a nosotros mostrándonos lo mejor de cada época y cómo nuestro presente, algún día será la época dorada de alguien del futuro al que le habría gustado disfrutar lo que nosotros no somos capaces ahora de valorar.


Por lo tanto disfrutemos de nuestra propia época dorada, de nuestra propia Belle Epoque, de nuestro propio presente, con el que otros soñarán, nosotros estamos aquí, ahora y podemos disfrutarlo y contarlo. Hagámoslo. Dejemos de soñar en pasado. Viajemos a él sólo a medianoche, a ser posible, cuando viajemos a París.


Mientras veía las imágenes, las mezclé con algunas que guardo en mi haber, como la primera vez que visité la ciudad de la luz, en 1989. Llegamos de noche, en autobús, unos chavales que celebraban haber terminado el BUP. Una niebla espesa cubría la ciudad y todos preguntábamos, pero dónde está, ¿dónde está? Uno no piensa que esté en París si no la ve, ni de lejos. Ameneció con la misma neblina al día siguiente. Y seguíamos sin verla y pensamos: no será tan grande, ni tan alta, ni tan mágica. Pero de repente llegamos a Les Chaillots, (creo que se escribe así) y apareció como un espejismo, entre la niebla, erecta, hermosa, gigante: La Tour Eiffel. He subido varias veces hasta arriba, en diferentes años, y cada vez me he maravillado con las vistas de ese París que soñamos conocer desde niños. El grandioso París. Mi primo Marc, que ha vivido varios años allí, me hizo subir al Arco del Triunfo la última vez que estuve, para poder observar cómo todos los caminos llegan o salen de él, ver cómo anochece en París desde su "terraza", ver cómo se ilumina la Torre y cómo chispean miles de bombillas a las en punto. Me he perdido por Montmartre, por la Place Du Tertre, donde un pintor con una barba similar a la de Fray Leopoldo nos dijo a mi amiga Men y a mí: "españolas, sangrrrre de tooorrrro, mujer mía catalana myyy celooosaaa". Comer una crepe frente al Sacre Coeur y subir y bajar las escalinatas hasta el tío vivo de la base, donde todas creemos ser Amelie. Tomar un capuccino cuando arrecia el frío, frente a la pirámide de cristal de Le Louvre, surcar el Sena mientras suena música de los años veinte, entrar el Moulin Rouge y recordar la época de la Belle Epoque. Comer unas galletas oreo contemplando a la Torre Eiffel, compartir habitación, como en un chiste, con un inglés, un americano, un alemán y un chino, recorrer en coche cámara de video en mano, todas y cada una de las calles del centro, perderme en un gigantesco FNAC, buscar las tumbas de Morrison, Oscar Wilde o Chopin en un laberíntico cementerio gótico. Mirar de frente a la Mona Lisa y hablarle con la mirada, en voz baja, casi en susurros. Reírme en diferentes épocas, y calles, contemplando seguramente grabados y pinturas, regateando souvenirs, cantando canciones de Edith Piaf, contemplando La Madelaine, brincando por los campos Elíseos, resguardándome del granizo en un puesto de palomitas, luchando con un paraguas sobre un puente del Sena, reencontrarme con Van Gogh en D´Orsay, dar de comer a los gorriones de los jardines de Luxemburgo, contemplar la Sorbona y haber querido estudiar allí... y al fin... ser yo tan igual y tan distinta cada vez, la que vuelve a PARÍS.



I.M.G.





domingo, 29 de mayo de 2011

álbum de familia - (Leer - descargar)

ReToKeS: álbum de familia: "album de familia View more documents from mauri1974"


Os dejo el enlace al blog de uno de mis compañeros de puntoyseguido, (Retokes), donde podeis leer al completo el primer libro de relatos de puntoyseguido llamado álbum de familia, del que ya os he hablado en varias ocasiones, y que está detallado en alguna entrada, tanto en la dedicada a álbum de familia como en la dedicada a puntoyseguido. (El libro consta de 6 relatos, pues por aquel entonces, 2008, puntoyseguido estaba formado por 6 componentes).


Si no pudísteis tener un ejemplar, aquí lo teneis en pdf. Espero que lo disfrutéis. Yo colaboro con un relato escrito en 2007 llamado Diccionario de Inexistencias.


Espero vuestras opiniones, con ellas, podemos seguir creciendo como grupo y como escritores.


El próximo libro de puntoyseguido está casi listo para imprenta. A finales de septiembre será publicado y se presentará en Málaga, (España), pero de eso, ya hablaremos en septiembre :-)


Hasta entonces, espero poder seguir contando algunos detalles del mismo. El pasado fin de semana, por ejemplo lo pasamos en Cabra, en un hotel, ultimando detalles del mismo, (podeis leer una minicrónica en el blog de Loli, otra miembro del grupo, llamado Cafeteando con Loli). Os va a gustar, os lo aseguro. Hemos hecho un gran trabajo y si leéis álbum de familia, notareis la evolución del grupo cuando llegue a vuestras manos.


Os animo a visitar los blogs de algunos de los miembros de puntoyseguido:


1 Crónicas de Pedro Rojano (Pedro Rojano)

2 Mil palabras (Inmaculada Reina)

3 Cafeteando con Loli (Loli Pérez)

4 Retokes (Mauricio Ciruelos)

5 Chawton St. (Isabel Merino)


Andrea Vinci y Miguel Núñez no poseen blogs aún, pero están en ello. (En el blog Retokes podeis conocer a Miguel Núñez, ganador del concurso de declaraciones de amor del Ayuntamiento de Málaga de este año, del cual yo he sido una de las finalistas, como ya os comenté en la entrada de puntoyseguido de hace un par de meses. El domingo 5 de junio será la entrega de premios. Ya os contaré. Seguro).



I.M.G.

martes, 24 de mayo de 2011

CHAWTON ST. CUMPLE UN AÑO.



Hoy hace un año que comenzó mi aventura bloggera, y quería celebrarlo con vosotros y compartir mi alegría con quienes han paseado y pasean conmigo por estos lares virtuales: TODOS VOSOTROS.


Chawton St. nació un 25 de mayo de 2010. De horóscopo Géminis, como la que suscribe, por lo tanto, comunicador del zodiaco, rey de las dudas, y algo extremista en sus sentimientos. No suscribo lo de las dos caras, que es la broma fácil que nos hacen a todos los que nacimos bajo este signo, porque eso no nos identifica. No somos Jekyl ¬ Hyde como se suele pensar, sólo variables y muy charlatanes, y emocionales, eso sí. Ahora que conoceis un poquito más su personalidad, entendereis los pasos que ha ido dando en su primer año de andadura. Pasos firmes a veces, contradictorios otras, borrachines o alegres, templados, fríos, sarcásticos, temblorosos, anacrónicos, vanguardistas, coyunturales, cinéfilos, literarios, infantiles.... vamos, lo que viene siendo el Chawton St que conoceis.


En un cumpleaños no debe faltar la tarta. Como todos los que vais siguiendo el relato de Cruz de Navajas os quedásteis con ganas de probar las magdalenas que María le hizo a Mario y que Mario no llegó a probar, le pedí la receta a la que se moja las ganas en el café y he aquí que os regalo una a cada uno, con una vela encendida, con la condición de que la sopleis, pidais un deseo al blog, (sobre qué quereis que se hable en Chawton St. en su segundo año, por ejemplo), y me conteis si se cumplió. (Nota: Será más fácil si me decís de qué se trata, así se cumplirá antes, pero lo dejo a vuestra elección). Yo ya pedí mi deseo y sospecho que se cumplirá, como todo lo que se pide con ilusión. Disfrutad de la tarta:




El 25 de mayo de 2010, cuando entré en blogger dispuesta a crear un blog, sabía a ciencia cierta varias cosas:


1. Que su nombre sería Chawton St en honor a Jane Austen, una de mis escritoras favoritas. (Jane vivió varios años en Chawton Cottage, donde escribió y corrigió varias de sus obras).

2. Que no sería breve en mis entradas, porque no sé ser breve. Os he contado ya que soy géminis y por lo tanto llevo la pesada carga de ser comunicadora del zodiaco, ¿no? pues eso, que lo breve y yo somos incompatibles.

3. Que escribiría sobre el tema que me apeteciera en cada momento, (sin borradores, casi sin pensar, del tirón, sobre la entrada misma), y que pudieran ser del interés de personas conocidas y desconocidas con aficiones comunes, o intereses afines, con los que poder comentar.

4. No escribiría relatos porque prefiero publicarlos en papel y que formen parte de un libro. (Cruz de Navajas y Una inglesa en Tara no cuentan porque están basados, uno en una canción de Mecano y otro en hechos reales).

5. Que contestaría todos los comentarios en el menor tiempo posible.

Durante estos 12 meses me he dejado sorprender gratamente por varias cosas, y gracias a ellas, cumplimos feliz este primer año, con más ilusión si cabe, con más ganas de seguir y no defraudar expectativas, si es que las hay.



Hechos que aún me sorprenden:


1. Chawton St. ha recibido un total de 9.452 visitas.

2. Se han visitado un total de 10.897 entradas.

3. Se han hecho seguidores 44 personas.

4. Se han recibido visitas de 29 países distintos. Algo fascinante.

5. Me he divertido y me divierto escribiendo y respondiendo. (Este punto no debería sorprenderme, pero quería mencionarlo).

6. He aprendido y sigo aprendiendo sobre cómo manejar un blog, con más errores que aciertos pero con ganas y paso firme. (Ay, MariCari, tú entiendes mejor que nadie este punto).

7. Conocer tantos blogs hermanos y a las personas que los gestionan, los llevan, los escriben, los disfrutan y nos hacen disfrutar a quienes los seguimos. No siempre tengo tiempo de dejar comentarios, pero suelo pasear por ellos.

8. Mi inocencia bloggera aún me mantiene perpleja.

9. Recibir cariño, regalos, menciones, y comentarios de mis amig@s y compañer@s blogger@s, que he disfrutado con la mayor de las ilusiones y el mayor de los agradecimientos, y que espero poder compensar.

10. Que sigais leyendo este post tan largo. (Risas).


A vosotros, que seguís aquí, quiero dedicaros todas y cada una de las entradas habidas y por haber en Chawton St. A los que pasais por aquí, a los que os dejais ver y a los que no, a los que entran, a los que reculan y se marchan sin leer, a los que comentan, a los que se ríen, a los que me sacais la lengua, a los que me enseñais, a los que me dais mimitos, a los que me haceis la vida fácil y alegre, a los que no volvéis, a los que sí lo hacéis, y con asiduidad, a los que dejais el rastro y las huellas para que os siga... y en fin, a todos y cada uno de vosotros que me habeis acompañado en esta loca aventura y en mis paseos por esta calle, cada vez más poblada, (gracias, gracias, gracias), durante todo este primer año.


Besos a tod@s desde Chawton St.

Se os quiere.


Isa Merino.

(Málaga)

ESPAÑA.


I.M.G.



Posdata: Quiero enviar un saludo enorme a:


ARGENTINA (Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, San Juan, Beccar, Bahía Blanca, Posadas), BOLIVIA (La Paz), CANADÁ (Saint Albert), CHILE (Calama, Coquimbo, Los Ángeles), COLOMBIA (Barranquilla, Cúcuta), COSTA RICA (San José), CZECH REPUBLIK (Hrádek Nad Nisov), DINAMARCA, ECUADOR (Quito), EL SALVADOR, ESLOVENIA, ESPAÑA (Málaga, Sevilla, Córdoba, Cáceres, Madrid, Móstoles, La Coruña, Barcelona, Sitges, La Laguna, Lugo, León, Bilbao, Burgos, Lloret de Mar, Castellón), GERMANY (Bremen, Berlín), GUATEMALA, HONDURAS (Santa Rosa de Copán), INDIA, ITALIA (Calentini, Roma), JAPÓN, MEXICO (Tijuana, Hermosillo, Tepic, Guadalupe, Tamazuela de Gordiano, Querétano, Villahermosa, Mexico DF), PAISES BAJOS, PARAGUAY, PERÚ (Chiclayo, Lima), REPÚBLICA DOMINICANA (Santo Domingo), SERBIA, TURQUÍA (Ankara), UCRANIA (Lvov), UNITED KINGDON (London), USA (Mountain Views, New York, Chicago, Los Ángeles, San Francisco,Stone Mountain), VENEZUELA (Caracas, Los Teques) y a todos l@s vecin@s de Chawton St sean de donde sean, siempre bienvenid@s.





jueves, 19 de mayo de 2011

Cruz de Navajas - Versión extendida (III)

María organizó la caja y revisó la mercancía nueva antes de colocarla. A las 10 en punto comenzaron a llegar los primeros clientes del día. Aún no eran las 11 y media cuando lo vio aparecer. Se hizo la distraida. Él, como cada día, merodeaba por la sección de vaqueros y la observaba de lejos. Nunca compraba nada. Le había contado a Carmen que tenía rasgos duros y ojos descarados. Le recordaba a un actor de cine, pero no sabía precisar el nombre.






- Se le parece Carmen, pero este es más macarra, más salvaje.



- ¿Y el cuerpo?



- Lo tiene todo en su sitio, créeme.






Lo miraba cuando él dejaba de observarla, pero alguna vez se había encontrado con su mirada y se habían sonreído. Le gustaban sus dientes blancos y bien alineados. Mario los tenía manchados por el tabaco, si lo hubiera dejado cuando ella se lo rogó, ahora los tendría así, inmaculados. Había llegado tan cansado por la mañana que no había querido probar las magdalenas, con lo que le gustaban. Le haría más para su cumpleaños. le haría una magadalena enorme, como si fuera un pastel, y dentro escondería la navaja aquella de nombre tan complicado. Sería una gran sorpresa, sin duda, y harían el amor como hacía tiempo que no lo hacían y ella no se acordaría del moreno que la cortejaba desde la sección de vaqueros cada día. Y se quedaría embarazada, sí, suspiró, y mandaría al chatarrero todos aquellos cuchillos. Todos excepto la última navaja, esa se la quedarían, sería un símbolo para ellos. Habría un antes y un después de ella.






- Perdona, ¿puedes ayudarme?






Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no lo vio acercarse.






- Sí, claro, un momento -contestó notando un sofoco en la cara.






Se tocó las mejillas. Calientes. Descolgó el teléfono, marcó una numeración corta y dijo "sube" mientras pensaba que él la había tuteado. Antes de empezar, ya habían cruzado la primera línea.






- Dígame, caballero.









Carmen no encontró problema en que fuesen a tomar algo después del trabajo. Según le había contado María, había sido muy cortés, y había surgido de la manera más tonta.






- Total, Mario no tiene por qué enterarse. Cuando llegues a casa no estará. Y cuando te levantes tampoco. No es malo tomar una copa con alguien al salir del trabajo.



- Es malo cuando la persona te atrae.



- ¿Mucho? ¿Te atrae mucho? Si es que está como un queso, María. Es pecado decir que no.



- No sé, Carmen. Mario...



- Mario, nada, María. Y si le pica que luche un poquito, que luche, mujer. Tanta espadita, tanto cuchillito, y tanto trabajar en la barra de un bar rodeado de lobas. Sí, María, no me mires así, ¡lobas! Las que no se recogen hasta que cazan. Y cualquier día, escúchame, te cuenta que se ha liado con una de esas y si te vi no me acuerdo. María, que los hombres son así. Así que aprovecha y procúrate un plan B, por si las moscas.



- Mario no es de ese tipo de hombres, y lo sabes.



- No, yo no sé nada. Tú tómate tu copa con el Sr. plan B y disfruta. No tienes que acostarte con él, es sólo un coqueteo, ¿a quién le desagrada eso? Sólo tienes 29 años, María. ¡Disfruta un poco de la vida!









María miró la hora en el reloj que le había regalado Mario por su aniversario mientras esperaba el ascensor. Sabía que no iba a pillar a Mario en casa. No iban a poder verse hasta la mañana siguiente. Movía el pie incontroladamente mientras esperaba. ¡Vamos, vamos, vamos! La sonrisa de Diego, el Sr. plan B se llamaba Diego, qué nombre tan masculino, se le apareció en el espejo del ascensor, nada más entrar. Había resultado ser encantador. Cuando le dijo que le recordaba a aquel actor tan famoso él se rió mostrando todos sus dientes blancos. Pulsó el botón del segundo piso y cuando metió la llave en la cerradura y vio que tenía las tres vueltas echadas supo que Mario no estaba ya en casa. Aún así entró llamándolo. No hubo respuesta. Tras soltar el bolso en el perchero de la entrada atravesó el pasillo y el salón y se dirigió al dormitorio. La cama estaba deshecha. Vacía.






- Usamos el colchón por turnos -se quejó en su siguiente cita con Diego. Se había arreglado más de la cuenta y se sentía algo incómoda, pero él le dijo que estaba preciosa. La miraba con deseo. Mario ya no la miraba así nunca, por más que lo hubiese intentado.



Continuará...





I.M.G.






NOTA: Tercera parte del relato escrito por Isabel Merino basado en la canción Cruz de Navajas de Mecano. Escrita por José María Cano. (Lp: Entre el cielo y el suelo. 1986).

martes, 17 de mayo de 2011

La felicidad: Andrés Neuman.



La felicidad

Andrés Neuman.

(Festival de la palabra en NY)
















Nota:
Este video
debería ir al final de la entrada y no al principio, pero no ha habido
manera.
Es el primer video que inserto en el blog, y me ha costado
leerme
veinte veces
los apuntes que tan amable y desinteresadamente
me
ha
confeccionado
MariCari,
(del blog Un jardín para
MariCari),
lección 1.
Si hubiera estado a mi
lado, tan
querida amiga bloggera, habría
luchado con todos mis: No
lo
entiendo y todos mis Sí, pero
no. Ay,
MariCari, de la que te has
librado quedándote en
la bendita Extremadura
y
dirigiendo mis pasos desde
allí. Soy tozuda
cuando no me entero de
algo. Que se
lo pregunten a las
amigas que
estudiaron conmigo. ¿Sí o sí?
pero también nos
reímos, ¿no? ¿NO?
Bueno, al caso, que ahora se ve que
me da por empezar por los
finales en
lugar de por los principios. Yo
recomendaría que leyéseis
antes de
darle al
play del video, pero como a
estas alturas igual
habeis visto el video y
habeis pasado de leer lo que
sigue o lo estais
leyendo y no habeis visto el
video, pues que cada uno siga
su instinto y
elija su propio orden.



Esta entrada empezaba así:



Abro el primer libro de cuentos que me compré del escritor Andrés Neuman, llamado Alumbramiento, y en la primera página me encuentro su dedicatoria, (me emociona, siempre me emociona). Repaso el índice del libro y me encuentro con el título que engloba a la primera parte, (donde entre varios cuentos, se encuentra uno llamado Una raya en el agua, que es el cuento que me hizo descubrir al autor), llamada OTROS HOMBRES, y ahí me detengo y saboreo la frase de Wallace Stevens que dice:





Ningún hombre es un héroe para quien lo conozca




Estoy de acuerdo con la frase, pienso. Sí, lo estoy, digo cerrando el libro. Reflexiono y vuelvo a admitir con la cabeza. Abro de nuevo Alumbramiento y miro la foto de Neuman. Su voz suena en mis recuerdos, su acento argentino-granaíno tan peculiar, me sonríe dejándose recordar y me despeina el flequillo. Vuelvo a la página donde saboreé la frase de Stevens y le digo en voz alta, ¡joder, es que tú no conociste a Neuman.



Abro el libro por la página 85, y aparece el segundo cuento que leí de Andrés, La Felicidad. Este cuento pertenece a la parte de Miniaturas. Y es este cuento el que da nombre a la entrada, y el que os quiero regalar hoy a los que se pierden o se encuentran en esta mi calle, Chawton St. , ¿o es Neuman St. ? no sé, ya no estoy segura si se llama de un modo o debiera llamarse del otro.



Como el cuento no es mío ni he pedido permiso para transcribirlo os he dejado el video en el que el mismo Neuman, en el Festival de la palabra de NY, lo recita como un monólogo. Este video fue publicado en youtube hace unos días, por lo que considero que es público, si no fuese así y estuviera infringiendo alguna norma de derechos de autor, sólo tienen que comentármelo y será retirado, con dolor, pero lo acataré y pediré disculpas.



Quería que el primer video que insertara en mi blog fuera especial, y este lo es, sólo hay que fijarse en el título y en el autor. Espero que lo disfruteis tanto como yo.








I.M.G.






P.d. Andrés Neuman estará firmando ejemplares de la segunda edición de su libro de cuentos El último minuto, en la feria del libro de Madrid. (Si vais, dadle recuerdos de mi parte y enviadme fotitos, please).



P.d.2: Libro al que hago referencia en esta entrada: Alumbramiento. Primera edición Octubre de 2006. Autor Andrés Neuman. Colección Voces. Páginas de Espuma.



P.d.3 Se me descuajaringó, (del verbo descuajaringar), el principio, espeor que no haya sido muy molesto leerlo. Prometo ser más aplicada en mis estudios bloggeros. Gracias por vuestra comprensión y paciencia.

domingo, 15 de mayo de 2011

Cruz de Navajas - Versión extendida (II)

A María no le gustaba cenar sola, así que no cenó. Desde que Mario trabajaba en en el 33 había dejado de cenar. Mario tenía un horario maldito. Ella lo llamaba así. Mario lo llamaba el horario de la hipoteca, pues con el sueldo por trabajar seis noches a la semana en aquel pub, pagaban el piso. María se acercó al frutero y cogió una manzana. Le dio un bocado, y pensó que sólo tenía que esperar unos veinticuatro años para volver a dormir con su marido cada noche. Así era lógico que el cuarto de armas fuera el cuarto de armas y no el de los niños. Se terminó de comer la manzana una vez hubo sacado las magdalenas del horno. Las dejaría enfriar antes de sacarlas del molde.

Puso la tele, en la 1 anunciaban una serie nueva que comenzaría al día siguiente: Falcon Crest. Se levantó del sofá y pulsó el botón de la 2. Ponían una película de Audrey Hepburn: Vacaciones en Roma. A Mario no le gustaban ese tipo de películas, pero a ella sí, le parecían muy románticas. Se acomodó en el sofá y se quedó dormida antes de que terminara. Cuando se despertó eran más de las dos. Se fue a la cama vestida.


El despertador sonó a las 6 en punto. María estiró el brazo hacia el lado de Mario. Estaba frío. Si Mario fuese puntual, tendría tiempo de saborear esos besos que tanto echaba de menos, antes de irse al trabajo. Planchó el uniforme del trabajo y lo dejó sobre el sofá, se dio una ducha, sacó las magdalenas, hizo el café y se sentó a esperarlo mientras oía las noticias de la mañana. Consultó un par de veces el reloj mientras por el ventanal de la terraza se veía amanecer. A las 7 lo consultó por tercera vez. En media hora tenía que irse si no quería llegar tarde y Mario no llegaba. Recalentó el café. Una última mirada al reloj a las 7:10. Mojó las magdalenas en el café y las engulló sin saborear. Mario apareció 10 minutos más tarde.


- Buenos días, cariño, no sabes qué noche -dijo soltando las llaves sobre la mesa de la cocina.


María asintió bebiendo el último sorbo de café. Mario se acercó a besarla en la mejilla y ella se retiró y se dirigió al fregadero a lavar la taza.


- Creí que desayunábamos juntos. Hice magdalenas, ¿recuerdas? Te encantan.

- Vengo muerto, María. Luego me tomaré alguna. ¿Almuerzas hoy en casa?

- Sabes que no.


Mario asintió con un bostezo.


- Que tengas un buen día, cariño. Voy a acostarme. Nos vemos a la tarde -dijo dirigiéndose al dormitorio.


María lo siguió, se quitó el albornoz y cogió el uniforme de la silla. Mario observó su ropa interior.


- ¿Es nueva? -preguntó bostezando de nuevo.

-No -respondió María poniéndose los pantalones del uniforme.


Mario se sacó la camiseta a tironazos y se desabrochó el pantalón.


- Te queda bien. Voy a acostarme -repitió- estoy muerto.


María lo observó mientras se metía en la cama. Estaba visiblemente más delgado. Tenían que hablar de ello, de ello y de otras muchas cosas. El domingo se sentarían a hablar, antes del polvo semanal, lo importante era hablar, coincidir en la casa, en la cama, y hablar. Necesitaban hablar más que ninguna otra cosa, aunque él no se diera cuenta.


Cogió el metro de las 7:40 y a las 8 en punto estaba en El Corte Inglés. Saludó a una compañera antes de guardar su neceser transparente en la taquilla. Carmen, le preguntó por las magdalenas con un guiño.


- Me las comí sola, como siempre -dijo María.


Carmen era su paño de lágrimas y con ella era tan transparente como su neceser guardado en la taquilla.


- ¿Llevas puesto el conjunto aquel que te regaló?


María se levantó la blusa y le mostró el sujetador. Carmen se llevó la mano a la boca reprimiendo un "Oh".


- Estamos pasando una crisis y ni se da cuenta. Para él todo es trabajar y pagar facturas, y yo me tengo que mojar las ganas en el café. Yo no sé cuánto tiempo más voy a aguantarlo, Carmen. Y lo quiero, pero no puedo seguir así. No puedo. No sé cuánto tiempo más... -repitió limpiándose una lágrima rebelde.


- Necesitais vacaciones.

- Necesitamos hablar más, tener horarios compatibles, compartir el colchón, Carmen.

- Y follar.

- Y follar -repitió sonriendo.


Salieron del vestuario y se despidieron junto a las escaleras mecánicas de la 2ª planta.


- Si aparece hoy el morenazo, me avisas, María.

- Ni lo dudes.


Continuará...



I.M.G.

2ª parte del relato escrito por Isabel Merino, basado en la canción de Mecano, Cruz de Navajas, escrita por Jose María Cano para el álbum Entre el cielo y el suelo. 1986.

jueves, 12 de mayo de 2011

Recortables

No tiene aún los cuatro años y le ha pedido a su madre un regalo especial para el día de su santo. Aún no sabe lo que es el santoral, ni quiénes lo componen, sólo sabe que puede pedir cosas y se las regalarán porque es su santo. Su santo y el de su abuelo. El abuelo dice que no quiere nada, pero él sabe que sí, que se pirra por sus coches teledirigidos. Ha pensado que puede regalarle uno, el de color rojo que tiene ese mando tan complicado y que lleva tantas pilas. Siempre hay alguna gastada, por eso no anda y es con el que menos juega. En casa nunca hay pilas de repuesto, pero el abuelo siempre tiene. Un montón. En el mueble alto de la cocina, adonde él aún no llega. Pero si come muchas lentejas, come muchas zanahorias y bebe muchos vasos de zumo, llegará pronto. Se lo ha dicho la abuela. Y la abuela siempre dice la verdad.


Se ha sentado en su mesita y ha apoyado la cabeza en las manos mientras piensa qué es lo que quiere. Necesita un dinosaurio nuevo para su colección, pero cree que ya los tiene todos. La pizarra no se gasta nunca, porque el lápiz es mágico y el borrador también, los peluches de la cama lo hacen estornudar, y ya tiene patines, bicicleta, balón de fútbol, equipación de España y dos castillos y un faro de los clicks de playmobil. Le falta el barco pirata, pero tiene dos de la tienda de los chinos que dan el pego, porque flotan en la bañera y tienen cañones que lanzan bolas, y tienen piratas con espadas, parches y garfios. En realidad no sabe qué quiere, pero es SU SANTO. Su madre está bañando al hermano y pronto se acercará a su habitación y le dirá si lo ha pensado ya.


Ocurre.


- ¿Has pensado ya qué quieres por tu santo?

- Sí -dice a todo correr. (Ha aprendido en los últimos meses que si no respondes lo que quieres cuando te lo preguntan, después, los mayores, se olvidan de preguntarte otra vez).

- Mamá no tiene mucho dinero, y tu cumpleaños es el mes que viene. Tiene que ser algo baratito.


El niño se muerde el labio, se levanta de la silla y dice que quiere pis. Su madre se presta a acompañarlo, pero él dice que ya es mayor y se aleja por el pasillo camino del baño. Se baja los pantalones hasta las rodillas y antes de acercarse al váter descubre un estuchito de color negro sobre el lavabo. Lo coge. Lo inspecciona. Le da vueltas hasta encontrar la cremallera. Lo abre. Es como un estuche de herramientas, en vez de lápices de colores hay unos pequeños alicates, un cuchillito, unas tijeras y otras cosas que no sabe para qué sirven. Se sube los pantalones sin llegar a hacer pis y corre por el pasillo con el estuche en la mano.


- Quiero esto -le dice a su madre mostrándoselo.

- Esto es para hacer la manicura, hijo.

- Pues quiero unas tijeras.

- ¿Para qué quieres unas tijeras?

- Pues para recortar -dice.

- ¿Has hecho pis?

- No.

- Pues corre, antes de que te lo hagas encima.


El niño le devuelve el estuche a la madre y corre por el pasillo hasta el cuarto de baño. Se baja los pantalones hasta las rodillas, levanta la tapa y coge papel. Sonríe mientras el pis sale disparado. Tiene mucho. Sonríe pensando en las tijeras que su madre le regalará por su santo. Hará taaaaantas cosas con ella. Podrá recortar muebles, juguetes, ropa, flores... pero balones, no, piensa, porque son redondos y difíciles de recortar.


Se acuesta temprano y sueña con unas tijeras muy grandes, Dora está en el sueño, y Bob Esponja también. Lo acompañan a recortar montañas, árboles y flores. Hay muchos soles y tienen agujeritos en el medio, como los botones de la chaqueta del uniforme, y son de colores y de distintos tamaños. Como son redondos, Dora dice que no podrá recortarlos y los guarda en su mochila. Bob le pide las tijeras prestadas y asusta a Patricio con ellas. Es imposible esta esponja de mar, siempre lo hace reír.


Se despierta sonriendo. Ya es su santo y su madre le ha dicho que cuando vuelva del cole, tendrá sus tijeras de puntas redondas.


Ha pasado una mañana muy divertida. También era el santo de dos de sus amigos y la maestra y el resto de niños les han cantado una canción muy divertida y les han aplaudido en silencio, con las manos levantadas. La seño le ha dicho que son aplausos mudos. Le gustan, aunque no suenen.


Nada más llegar a casa sus padres le han dado los regalos. Al final había más, no sólo las tijeras, que le han gustado mucho porque eran rojas y ese es su color favorito. Le han regalado un cuaderno que es como un cuento pero sin letras, y su padre le ha dicho que son recortables, para que use sus tijeras nuevas.


- ¿Recortables? ¿Qué son recortables?


Ha llamado su tía por teléfono, para felicitarlo, y él le ha preguntado qué son recortables. Su tita siempre lo sabe todo y se lo explica de una manera que él puede entenderlo y así explicárselo después a sus primos más pequeños. Su tita le ha contado que ella también jugaba con recortables cuando era como él.


- ¿De verdad?


Y le ha contado una historia muy larga que él habría querido recortar con las tijeras, pero su madre dice que las palabras no se recortan con tijeras. Su tita habla mucho. Le ha dicho que lo enseñará a recortar los muñecos y la ropita, y que le traerá fixo para ponerlo en el cuello porque los muñecos de los recortables suelen ser cabezones y se les parte el cuello y hay que pegarlos con mucho fixo, como si fueran bufandas invisibles que siempre tuvieran que llevar puestas. Su tita debe estar confundida, piensa. En ese cuaderno no hay muñecos recortables, ni ropita, ni cosas de esas que ella le cuenta. En su cuaderno de recortables hay un autobús, una nave de Star Wars, Planetas y Animales.


Le pasa el teléfono a su madre mientras su tía sigue enumerando muñecas recortables que tuvo, y cómo jugaba en el descansillo de la casa donde vivía de niña, a los recortables, con su amiguita de entonces, a la que sigue viendo ahora y que él conoce. Es muy morena y muy simpática y se ría mucho también. No sabía que ella también jugara a recortables. Su tía dice que sus amigas, las que él no conoce más que de oídas, le regalaron un libro de recortables cuando ella era ya mayor y que va a buscarlo y se lo regalará. Pero a él le gusta el suyo. Por eso le ha pasado el teléfono a su madre. Quiere empezar a recortar. ¿Cómo se hará?


Aprieta los dientes y se tira un bocado en la lengua mientras aprieta los dedos. Las tijeras cortan el papel y parten el planeta Tierra en dos.


Le pide el teléfono a su madre, que aún habla con su tita.


- Tita, tráete el fixo, por favor, por favor. Los recortables de ahora también lo necesitan.




Dedicado a: Angelita y a Alejandro.




I.M.G.

martes, 10 de mayo de 2011

Cruz de Navajas - Versión extendida (I)

María apuntaba en el apartado para notas de su recetario, el modelo y la serie que el vendedor toledano le comentaba al otro lado del teléfono:


- S de Salamanca, P de Pamplona, Y de Yugoslavia, Dinamarca, España, Roma, Córdoba y O de...

- ¿Orense? -sugirió María.

- Sí, O de Orense.

- De acuerdo, ya lo tengo, le repito: Salamanca, Pamplona, Yugoslavia, Dinamarca, España, Roma, Córdoba, Orense.

- Exacto -respondió satisfecho el vendedor- ahora apunte el código: Córdoba de nuevo, 1, 0, 9 Santander, Lérida, Palencia.

- ¿Palencia o Pamplona?

- Es lo mismo.

- Antes para la P usó Pamplona.

- Pues Pamplona, Palencia, como quiera. ¿Lo tiene ya?

- Sí -dijo María leyendo la anotación completa- Modelo S, SPYDERCO C109SLP, ¿correcto?

- Correcto, ¿para cuándo lo necesita?

- ¿Podría tenerlo el lunes? El martes es el cumpleaños de mi marido. Es su regalo.

- Pasado mañana puede tenerlo en casa.

- ¿Sería posible grabarle un nombre?

- Es un modelo complicado para ser grabado, el acabado no resulta tan visible como en otros modelos. Dígame el nombre de su marido, pero no le prometo nada.

- Mario.


Tras colgar el teléfono, María arrancó la nota del recetario y se dirigió a la habitación de armas de Mario. A él le gustaba llamarla así. Ella la llamaba la "habitación del bebé". Cuando amueblaron el piso acordaron que el día que fueran padres, él se desharía de toda aquella chatarrería y aquella sería la habitación del bebé. El bebé no había llegado y la absurda colección de espadas, dagas, cuchillos y navajas, seguía aumentando. Encendió la luz y observó las vitrinas y las estanterías. Se tocó la tripa y se dio de plazo un año más.


Cada vez que se acercaba su cumpleaños, Mario hacía una excursión a Toledo y volvía encaprichado de un nuevo ejemplar que ampliara su colección. Esta vez, le dijo a María, se trataba de una navaja espectacular y distinta a todas las que poseía. El precio era asequible. Le dejó apuntado el modelo en su cuaderno de armas.


María abrió el cajón del escritorio y encontró allí el cuaderno de tapas duras, con el escudo de armas de los Postigo.: una torre de piedra y en el postigo de su puerta un hombre armado con una alabarda.


El cuaderno estaba dividido en tres partes. En la primera estaban detalladas todas las armas que poseía, modelo, longitud, material y peso. En la segunda parte se enumeraban los distintos modelos que quería obtener a "toda costa". Lo de " a toda costa " estaba remarcado varias veces, con bolígrafo rojo. La tercera enumeraba las tiendas donde encontrar cada modelo, su dirección, su página web, su teléfono y persona de contacto. La mayoría de aquellas direcciones se ubicaban en Toledo. María abrió el cuaderno por la segunda parte y comprobó el nombre del modelo que había elegido: Modelo S, SPYDERCO C109SLP



- Perfecto -dijo en voz alta.



Estaba sola en casa, como siempre a esas horas. Como casi todo el día, pensó de camino a la cocina, mientras arrugaba la nota en la mano. La mareaba, hecha una bola de papel, entre los dedos. Se deshizo de ella lanzándola a la papelera. Erró el tiro. Se agachó, y volvió a intentarlo. Acertó. Sonrió y abrió el recetario por el apartado de repostería. Le apetecía cocinar algo dulce. Miró la hora en el reloj de pared que ella misma había hecho a punto de cruz. Mario compró el mecanismo en una relojería y después de insertarlo en el paño, lo llevaron a enmarcar. El reloj atrasaba cinco minutos. Eran las casi las siete. Mario estaba al llegar. Se puso el delantal , cogió un paquete de harina de la despensa y lo vertió en un bol. Cuando encendió el horno para precalentarlo oyó el ruido de las llaves en la puerta. Seguidamente sonó el timbre. Se había dejado las llaves puestas por dentro y Mario no podía entrar. Se limpió las manos de harina en el pantalón y corrió por el pasillo hasta alcanzar la puerta.

- ¡Olvidé quitar las llaves, espera un momento! -gritó.


Giró las llaves un par de vueltas en el sentido de las agujas del reloj y abrió. Mario la apartó al entrar y colgó sus llaves en el llavero de pared.


- Siempre lo mismo María, no sé por qué insistes en que me lleve las llaves, si nunca puedo entrar a esta casa con ellas.


Atravesó el pasillo sin mirar atrás.


María cerró la puerta, introdujo la llave y volvió a cerrar por dentro y a dejarlas puestas. Era más seguro así. Lo siguió hasta el salón.

- No me has dado un beso -le recriminó María abrazándolo por detrás.
- Sabes que vengo con prisas María -dijo volviéndose hacia ella y besándola en la mejilla.
- Siempre las prisas.
- Voy a darme una ducha y salgo pitando. Hoy no me quedo a cenar.
- Vale -contestó ella- hoy no tengo ganas de discutir.


María se fue a la cocina mientras Mario se duchaba, abrió el frigorífico y sacó unos huevos. Devolvió un par a la nevera. Con estos son suficientes, se dijo. Los vertió en un plato hondo y los batió con un tenedor. Mario le gritaba algo desde el baño.

- ¡No te oigo, Mario! -repondió mientras añadía poco a poco el azúcar sobre los huevos batidos.

Siguió batiendo mientras incorporaba ingredientes: aceite, ralladura de limón, harina y un poco de levadura. Hasta formar una mezcla homogénea.

Mario se asomó desnudo a la cocina, secándose el pelo con una toalla.

- Te decía que mañana podemos desayunar juntos, antes de que te vayas.

Ella asintió sin mirarlo. Sacó unos moldes de la despensa y los puso sobre la encimera.

- ¿Qué cocinas? Ya te he dicho que no ceno esta noche en casa.
- Son magdalenas, para el desayuno -contestó recalcando la palabra desayuno.
- Voy a vestirme, se me hace tarde.


María vertió la mezcla hasta llenar casi la mitad de cada molde, los espolvoreó con azúcar y los introdujo en el horno a 180º.

- Veinte minutos -dijo pesadamente.


Mario se despidió con un guiño y un beso lanzado al aire. María se preguntó sobre qué objeto de la casa habría caído. Le habría gustado rescatarlo. Hacía tiempo que los besos de Mario nunca caían en sus mejillas o en sus labios. Había olvidado a qué sabían. Con suerte, por la mañana, si se dejaban saborear, sabrían a magdalenas.












Continuará...



I.M.G.




Nota: Relato escrito por Isabel Merino, basado en la canción Cruz de Navajas de Mecano, compuesta por José María Cano para el álbum Entre el cielo y el suelo. 1986.



lunes, 2 de mayo de 2011

Una inglesa en Tara (IV)

Vivien Leigh en su papel de Scarlett O´Hara










(Una inglesa en Tara)





A Olivier le ofrecieron el papel de Heathcliff en Cumbres Borrascosas, la novela llevada al cine de Emily Brontë.



Vivien Leigh rechazó un papel mínimo en la película.


- Seré Kathy o no seré ninguna -dijo.



Vivien acompañó a su amante hasta el barco y antes de que el barco partiera brindaron con champán en su camarote.



- Por Heathcliff -dijo Olivier.


- Por Scarlett -dijo ella levantando la copa.


- Eres imposible, querida -dijo Olivier riendo a carcajadas.

La acompañó hasta la cubierta y la observó bajar del barco. Se despidieron con la mano. Olivier la observó entre la multitud. Ella se volvió y le lanzó un beso. Él lo recogió al vuelo y volvió feliz al camarote.




La separación de su amante le estaba costando los nervios. Así se lo hizo saber a su esposo H. Leigh Holman, hombre comprensivo y esperanzado en que Olivier sólo fuera un capricho. Accedió a quedarse con su hijita, Suzanne, y permitió a su esposa partir en busca de su destino. Se había casado con una artista, y aunque no entendía ni le gustaba ese mundo, lo aceptaba.


- ¿Me pedirás el divorcio, Vivian? (Él siempre la llamaba así).

- Es inevitable, querido. Cuida de Suzie por los dos.

- Escríbeme.

- A diario -respondió ella. (Cumplió su promesa durante toda su vida, así como la amistad con el que fuera su primer marido).


Vivien Leigh viajó 9.600kms, durante un viaje de 5 ó 6 días en el Queen Mary hasta New York. Subió a un avión que hizo varias escalas y tardó unas 15 horas en llegar a Los Ángeles. Durante toda esta travesía desde Inglaterra, no dejó de leer y memorizar Lo que el viento se llevó.


Olivier la recibió con un ramo de rosas. La llevó directamente al hotel Beverly Hills, donde según contaría la actriz años más tarde: follaron y follaron como locos.


Unas horas después Olivier llamó a Myron Selznick y le pidió que los visitara en el mismo hotel, como ya os conté en la primera entrada de estas crónicas de Una inglesa en Tara.


- Quiero presentarte a alguien que puede ser, posiblemente, de un extraordinario interés para Lo que el viento se llevó -le dijo.





Myron Selznick no tardó en llagar al Beverly Hills. Se encontraron en el vestíbulo. Miró a Vivien Leigh y después miró a Olivier y resultó fácil saber qué ocupaban sus pensamientos.


- Creo que deberíamos llevarla para que conociera a David, ¿no te parece, Myron? -dijo Olivier ofreciéndole el brazo a su amada.


- Srta Leigh -dijo Myron- acaba de llegar a Hollywood, y acaba de entrar en la competición.


El rodaje del incendio de Atlanta duró hora y media, y Vivien Leigh entró literalmente en el rodaje de Lo que el viento se llevó sobre las once de la noche. La misma película fue su presentación; estableció el escenario, una ventaja que ninguna otra estrella de Hollywood había tenido cuando David O´Selznick les hacía las pruebas.


El fuego hizo encenderse la noche hollywoodense como un faro que le indicaría a todo el mundo que estaba cumpliendo con su fanfarronada de producir la mayor película épica de la historia del cine.


Fue antes de que el incendio se apagara que Vivien apareció entre las cenizas, y se presentó ante David O´Selznick y George Cukor, el primer director que se contrató de los tres que hubo. Vivien llevaba un abrigo de visón, regalo de Navidad de Olivier, así como un sombrero oscuro con forma de halo que realzaba su rostro y permitía que su larga cabellera cayera sobre sus hombros. Su maquillaje había sido cuidadosamente aplicado por un profesional de los estudios. Myron le dio instrucciones de usar su imaginación y poner un rostro a lo Scarlett O´Hara.



David y Cukor bajaron de su torre de diez metros de altura, tras soltar los megáfonos con los que dirigían a los operadores de las 7 cámaras Technicolor. No es cierto que Vivien subiera a verlos.


Apenas su hermano estuvo lo suficiente cerca para oírlo, Myron le gritó:


- ¡Eh, genio, conoce a tu Scarlett O´Hara!






El 13 de Enero de 1939 se anunció oficialmente la contratación de Vivien Leigh, una actriz británica apenas conocida.


El 26 de Enero, comenzó oficialmente el rodaje de Lo que el viento se llevó, y el 15 de diciembre de ese mismo año, 1939, se estrenó la película.


Al año siguiente, Vivien Leigh ganó su primer Óscar de La Academia, por su papel de Scarlett O´Hara.



Vivien Leigh con su Óscar por su papel de Scarlett O´Hara en Gone with the wind.


David O´Selznick y Vivien Leigh con el Óscar ganado por la actriz.



El resto también es historia....



A la memoria de Lady Vivien Leigh Olivier. (V.L.O.) (1913-1967)









I.M.G.