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Billete de ida a Capri desde Sorrento 09/08/2011 |
El 09 de Agosto viajamos desde Sorrento a la isla de Capri, localizada en el mar Tirreneo. El billete ordinario del Ferry cuesta 15€ sólo la ida. Desde muy temprano se puede observar en el muelle una larga cola de turistas. Los Ferrys que viajan hasta Capri tienen un lugar privilegiado en él y si pierdes uno, no tendrás que esperar más de media hora en poder coger el siguiente. Está bien organizado y hay Ferrys durante todo el día. Los Ferrys son grandes, amplios, cómodos, y tienen dos plantas. Son diferentes a los que van a Positano o Amalfi, en estos no puedes ir sentada fuera, al aire libre, sólo son asientos de interior. Durante el trayecto, que dura poco más de quince o veinte minutos, te ofrecen desde bolsas de playa a sombreros de paja, gorras, refrescos o excursiones a la ruta azul, por precios más o menos razonables. En Italia no pierden el tiempo a la hora de hacer negocios. Cualquier sitio es bueno y todo es susceptible de ser vendido, o esa es la impresión que me traigo de allí, errónea o no. Eso sí, te vendan las cosas con una simpatía y un morro, que al final quedas hasta satisfecho por la compra hecha.
Desde lejos, Capri parece un enorme peñón, parecido al de Gibraltar. Es lo que pienso mientras llegamos y aparece entre la bruma matinal. Sus montes ocultos entre nubes bajas. Un americano que está frente a mí acerca la cámara al cristal y hace una foto. Borrosa. Capri tiene fama de ser bella y de ser centro vacacional desde la época de la antigua república romana. Llegamos a Marina Grande, el puerto principal de la isla y mientras bajo del Ferry mi mente divaga por otro tiempo, por una época en la que Capri aparece en fotos blanco y negro, y Audrey Hepburn pasea por el Belvedere de Tragara, (el elevado paseo panorámico sembrado de villas), Sofía Loren, con camiseta apretada y pantalón blanco demasiado corto, gafas enormes y sonrisa al viento se deja tomar una fotografía por su marido. Vivien Leigh recorre la Gruta Azul con Lawrence Olivier. Sissi huyendo de la corte de Viena. ¿Estuvo allí realmente? Vuelvo a nuestra era, a este momento, al 09 de agosto de 2011. Levanto la vista hacia los Faraglioni (los macizos calizos).
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Entrada de Capri - Puerto Marina Grande |
Y de repente no me parece tanto el glamour. Jacqueline Onassis, antes Kennedy, pasea con su bolso de Chanel, pero no en ese encuadre. Algo falla aquí, pienso. De repente, como hace Poirot en las últimas páginas de los libros de Agatha Christie en los que es protagonista, descubro el enigma. No es ese Capri, el que se ve desde la Marina Grande el que todos ellos visitaron. Probablemente llegaron hasta ese punto en el que estoy, en barco privado, en yate o en Ferry, pero esto sólo era un paso hacia otro destino, hacia el verdadero Capri, el del glamour, el de las vacaciones, el de las casitas blancas griegas, el de las joyerías y las tiendas de lujo, el del las aguas azules, el del encanto que los grandes escritores como Neruda han descrito, ese en el que Mariah Carey posee una villa, ese al que Gracie Fields dedicó las canciones "La isla de Capri" y "Vuelve a Sorrento". El Capri que creó fascinación en el siglo XIX gracias al libro de August Kopisch, el Capri que encadiló a las estrellas de Hollywood, a Graham Greene, Belinda Jones o Albert Espinosa, debe ser ese que se encuentra en las alturas, al que se accede en coche, taxi, bus o funicular. El verdadero Capri está en las alturas, como los sueños inalcanzables, como el Olimpo de los Dioses.
El billete Único Capri para subir en el Funicular cuesta 1,60€ y se puede adquirir en el mismo puerto. Las colas para acceder al Funicular en el que hay unas 90 plazas, son tremendas. La gente se agolpa a las puertas del funicular y colapsa la salida de los que bajan. El tiempo mínimo de espera en esas colas que no llevan un orden lógico, en el que todo el mundo trata de colarse y donde el calor es asfixiante, es de al menos media hora. Una vez que pasas tu billete por la máquina y te aseguras un puesto en el funicular debes esperar una media de unos diez minutos para poder cogerlo. El viaje se hace de pie, de frente al puerto. Por las laderas hay casitas pequeñas, sin orden, con pequeños huertos. Sigo sin ver glamour por ningún lado. Y no es que me considere glamurosa o amante del glamour, si no que te haces una idea y lo que estás viendo no se corresponde con la misma. Tenía otra imagen en mi cabeza de Capri, eso es todo. Lo que veía me gustaba, pero era otro Capri. Otro.
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Una vista de Capri desde el Funicular |
Cuando nos bajamos del funicular y salí fuera, me dije: Ahora sí. AHORA SÍ ESTOY EN CAPRI.
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Callejón de Capri |
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Paseando por las calles de Capri |
Lo mejor de Capri es perderte por sus calles, empezar por la plaza central, dejando a un lado la iglesia y la torre del reloj y pasear por los laberintos de calles blancas de estilo griego, como podéis ver en la foto de la izquierda, para luego encontrar un entramado de calles repletas de tiendas de firma, de esas que parece que con solo mirar te van a saquear la VISA. En muchos de esos escaparates se podía ver una fotografía de Jacqueline Onassis (antes Kennedy), admirando esa misma joyería, esa misma perfumería, esa misma tienda de arte, o de ropa de firma, y es que durante esa semana tenía lugar en Capri una exposición de fotografías de Jacquie, (permítasemen la confianza, ya que la vi retratada en tantas fotos que ya me parecía adecuado llamarla como lo haría una amiga), en sus múltiples visitas a la isla.
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Galerías de arte en Capri |
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Capri desde la plaza central |
A la izquierda podéis ver una de las calles dedicadas al mundo del arte, bien galerías de arte, bien tienda de antigüedades, bien arte en joyería, pintura, etc. A esta calle se accede tras otra repleta de terracitas blancas y de hoteles de lujo donde el café se se sirve a precio de oro. A la derecha podéis ver una fotografía del balcón de Capri, adonde se llega cuando sales del funicular. Desde ahí se accede a la plaza central, donde se han fotografiado la mayoría de famosos que nombré al principio, y que suele estar tan abarrotada de gente que sacar una buena fotografía resulta casi imposible, por eso no os dejo ninguna de ella.
Lo más turístico de Capri, es Capri, al completo. No sólo la gruta Azul que es lo más famoso que destacan y venden, turísticamente hablando, pero eso es sólo uno más de sus encantos, una ruta marina que a través de aguas turquesas te lleva hasta una asombrosa cueva. Estas excursiones se venden en todo Capri, obviamente a un precio algo desorbitado, te llevan en barquito, un barco de remos, y este entra por una apertura parcialmente sumergida en el mar y hay que tumbarse completamente en el bote para que éste pueda entrar en la cueva. A veces, si el oleaje o la marea son favorables, no hace falta tumbarse. El color que adquiere el agua en la cueva es de un azul asombroso, intenso, casi fluorescente. La cueva es pequeña, por lo que la excursión termina pronto.
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Gruta Azul - Capri
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Cuando cogimos de nuevo el Funicular algo nos retenía aún allí que no nos dejaba irnos, tal vez el encanto de Capri. Cuando lo encuentras, cuando lo conoces, cuando lo vives, ya no lo olvidas y mientras te marchas, piensas en el regreso. Tal vez era eso lo que fui a buscar a aquella isla, la manera de regresar a ella. Llegué a la isla desafiante, incrédula, déspota. Me marché maravillada, como todo aquel que a puesto allí al menos uno de sus pies. ¿Merece la pena la visita? La merece. ¿Encontré lo que buscaba? Lo encontré. Fui capaz, al fin, de ver a quienes andaba buscando por allí, bueno... sólo hay que echar un vistazo a un par de fotos como estas... tal vez de otro tiempo, de otra época, de otro Capri, pero os puedo asegurar, que los vi. Seguro que los vi.
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Sofía Loren y Clark Gable en el rodaje de Capri |
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Vivien Leigh y Lawrence Olivier en Capri |
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Jill Esmond (1ª esposa de Lawrence Olivier), Lawrence Olivier y Vivien Leigh en Capri |
Próxima crónica de Italia: Siena (corazón de la Toscana)
To be continued....
I.M.G.
Isa, tú cada viaje lo multiplicas: primero lo sueñas, lo sueñas y lo sueñas (a veces durante años), luego lo preparas (concienzudamente), luego lo haces (¿cómo te las apañas para que tus días de viaje tengan más de 24 horas?)y luego nos lo cuentas (y con detalle ¿eh?).
ResponderEliminarCapri no es el Capri que pensabas pero al mismo tiempo si es la esencia de Capri tal como lo soñaste, y luego descubriste Capri, que al final, era más Capri todavía.... ¿lo he entendido? Bueno, creo que debería ir a Capri, me han entrado ganas.
jajaja, tienes razón Inma, todo lo disfruto más de una vez, cuando lo pienso, cuando lo sueño, cuando lo preparo, cuando lo vivo y cuando lo revivo y lo cuento.
ResponderEliminarCon lo viajera que tú eres Inma, yo creo que la costa Amalfitana, incluida Capri, debería estar entre tus próximos planes. No te arrepentirás, amiga ;-)
Felices mariposas.
Besitos
Isa
Deseando estoy leer lo de Siena, mientras ...."torna Sorrento"
ResponderEliminarUff, tengo que leerte dos veces, cariño, porque me has dejado rota y me he ido con el bolso de la Onassis, antes Kennedy, antes Bouvier .... rota sí por tu mezcolanza de personajes tan rápidamente removidos en tu escrito que necesito extirar su masa pegajosa en mi memoria más rato para hacer el hermoso pastel que imagino ya ante mis ojos... vuelvo más tarde... Bah! cosa de un rato!!! Bstos
ResponderEliminarextirar necesita exterirar la x... juas ,juas
ResponderEliminarComo ha dicho Inma, lo tuyo es disfrutar los viajes y hacerlos disfrutar, yo te lo agradezco de alguna forma puedo estar ahí.
ResponderEliminarBesitos
Ay, Tracy, a veces pienso que debería terminar ya con el viaje de Italia, que no sé si aburre ya a los lectores del blog o no, pero es que me queda tanto que contar... trataré de resumir y de ser breve, I promise.
ResponderEliminar"Torna Sorrento"
Besitos
Isa
MariCari, no soy fácil ni para escribir, es mi sello de identidad, jajaj. Complicada. Habitante de varios mundos, si se me permite, todos ellos vividos a la vez, generalmente. Dicho bajito. Espero que ese pastel que imaginas tenga mucho de chocolate y algo de merengue, frambuesa y crema... mmm, me pirran.
ResponderEliminarBesitos
Isa
Gracias Elysa, trato de que los disfrutéis conmigo, si lo consigo, merece la pena el tirar de recuerdos y presentároslos lo más visualmente que me son posible.
ResponderEliminarBesitos
isa
Pues ya me he zampado el pastel y sí, era de chocolate!! je, je... lo siento cuando quise darme cuenta solo quedaban migajas y se las han comido las hormigas ocupas del Jardín... je ,je... Pero no importa, he colocado un cartel en el Jardín, según entras a mano izquierda con tu deliciosa invitación a la presentación del libro de relatos... siento no poder estar ese día junto a ti, pero te deseo de todo corazón que tengas un día precioso, que lo disfrutes y que sea todo un éxito!! Bss,,, amiga.
ResponderEliminarMuchas gracias, MariCari, de verdad que me encantaría que estuvieras por aquí y vinieras a la presentación. Estamos muy ilusionados y esperamos que salga todo bien y el libro guste. Voy a hablar ahora un poquito sobre él, en mi próxima entrada, pero antes, voy al jardín, a respirar un poquito de aire puro.
ResponderEliminarBesitos
isa