viernes, 28 de octubre de 2011

La nueva Cenicienta

Tita, ¿me cuentas el cuento de la Cenicienta?
Uy, ese era mi favorito. Trae el cuento. Siéntate.
Empieza, tita. 
Voy.
Venga. 

Érase una vez, en un reino muy muy muy muy lejano...
No tita, asín no é.
Ah, no?
No, es la casa de la Cenichienta.
Ah, vale. 
Érase una vez, en la casa de la Cenicienta, que..
Esta es su madrastra y estas son sus hermanas -dice señalando el cuento mi sobrina de dos años y medio. 
La Cenicienta vivía en un castillo con...
Era una casa y no tenía papá, y vivía un gato y muchos ratones.
Érase una vez una chica muy guapa llamada Cenicienta, que no tenía papá, y que vivía en una casa con un gato, muchos ratones, una madrastra y dos hermanastras.
No, tita, una madrastra muy mala y dos hermanas muy feas, que le rompieron el vestido. Cuéntamelo bien.
Las hermanastras se llamaban Griselda y Aurora.

No, asín no é... ¡mamááaáá, la tita no se sabe el cuento de la Cenicienta!
Espera, espera, que sí me lo sé, si era mi cuento favorito. Entonces, las hermanastras cómo se llamaban?
Eran sus hermanas feas y malas y se llamaban hermana fea y mala y hermana fea y mala.
Aaaaaaaah, vale, vale. Y los ratoncitos se llaman Gus y Jack, ¿no?
Sí, y ¿cómo se llama el gato?
Ahí me has pillado. No sé. 
Pues gato. Empieza tita, pero ahora ya bien.
A ver, recapitulemos, Cenicienta vivía en una casa con una madrastra y dos hermanas muy feas y muy malas, con muchos ratones, dos de ellos llamados Gus y Jack, y con un gato llamado gato.
Sí, muy bien. Así, sí.
Y Cenicienta era muy pobre, y no la querían, y tenía que fregar el suelo todos los días.
Con una fregona.
Con una fregona. Y un día llegó al castillo un hombre de palacio para invitarlas a una fiesta. 
(La niña frunce las cejas, me arranca el cuento de las manos y lo mira desconfiada)
No, tita, es un conde que viene del castillo del Príncipe para contarles que hay un baile y que tienen que ir muy guapas.
Vale. Entonces Cenicienta se pone muy contenta y se va corriendo a su cuarto a buscar un vestido que tenía guardado en un baúl, que era de su mamá. 
Cenicienta duerme en una torre, y hay que subir muuuuuchas escaleras, muchas, muchas, muchas, muchas, muchas y allí están todos los ratones, y las ratitas, y los pajaritos. Y el vestido no era de su mamá, era un vestido que estaba roto y lo guardaba en un caja grande. Y tenía un parche aquí, (se señala la falda)
Ajá. ¿Y qué pasó?
Que el vestido era rosa, y estaba viejo y la Cenicienta se puso muy triste y entonces las ratitas cogen una aguja y lo cosen. Ahora tienes que cantar la canción. 
¿La de los ratones?
Síííí´. Cenicienta, Cenicienta.. sigue tú.
Pronto, pronto Cenicienta, te haremos un vestido, la, la, la, y tan precioso....
Ayyyy, no te la sabes...
Total, que los ratones le arreglan el vestido a Cenicienta y ella se pone muyyyy contenta y cuando la madrastra y las hermanas feas y malas le dicen que se van a la fiesta y que ella no puede ir porque no tiene vestido, ella dice que sí tiene uno, y se pone el vestido rosa y está muy guapa, muy guapa, muy guapa.
No tanto, tita, que todavía no ha salido el Hada Madrina.
Uy, perdón, sólo estaba un poquito guapa.
Sí, y de rosa.
Y entonces, la pusieron a limpiar y a fregar.
No, ya había limpiado y fregado, le rompieron el vestido para que no fuera. Y la Cenicienta se puso muy triste y lloró y se fue al jardín y vino el Hada Madrina.
Que tenía una varita mágica.
Pero no la encontraba y luego ya sí.

¿Y qué pasó?
Que le hizo un vestido celeste muy bonito, muy bonito, muy bonito. 
Entonces ahora sí estaba muy guapa, muy guapa, muy guapa, ¿no?
Sí, ahora sí, y con una felpa de diamantes y el vestido brilla y tiene zapatos de cristal.
Qué incómodo, ¿no?
Pero de cristal son muy bonitos.
Es verdad. Entonces el Hada Madrina, con su varita mágica, convirtió a los ratones en lacayos y caballos y a una calabaza en carroza y le dijo a Cenicienta que podía ir al baile pero que a las doces desaparecería el hechizo y todo volvería a ser como antes. 
Y el vestido celeste se convertiría en rosa otra vez, y el rosa estaba roto. Pero no has dicho las canción mágica.
¿Hay una canción mágica?
Sí, chachicomula dibidibadidibú. Cántala.
Chichicomula, baicomula, bididibadibidú.
Asínnn no é. (Cruce de brazos)
Y Cenicienta se fue en su carroza al palacio. Y cuando entró la vieron el Rey y el duque y dijeron: ooooh, qué mujer más hermosa. Y el Príncipe, que tenía una cola de chicas de la corte esperando para bailar con él, las dejó a todas y se fue para Cenicienta, le besó la mano, (así, hago el gesto con su pequeña manita), y le preguntó, ¿quieres bailar conmigo?

Y ella dijo que sí. Y las hermanas fea y mala tenían mucho coraje.
Eso. Y El Príncipe y Cenicienta bailaron y bailaron y bailaron sin parar, y luego salieron al jardín, y miraron la Luna, y charalaron en un puente de plata sobre el río...
Te lo estás inventando, tita.
No, mira los dibujos, es así. Y la madrastra y las hermanas fea y mala sospechaban que era ella, y la espiaban detrás de las ventanas y entonces, sonó el reloj. Ding, Ding, Ding, Ding.
¿Ese es el reloj que tú tienes en la pared?
Sí, el Big Ben.
¿Y qué pasó?
Pues que eran las doce y Cenicienta tenía que irse a su casa porque el hechizo se había acabado y todo volvería a ser como antes, y el vestido celeste se estaba convirtiendo en rosa, y el pelo recogido, se le soltó y desapareció la diadema de diamantes, y ella corría por las escaleras, y el Príncipe detrás, no te vayas, no te vayas, espérate, cómo te llamas, donde vives, y Cenicienta corría, y corría, y corría, y entonces se le cayó un zapatito de cristal y el Príncipe lo cogió antes de que ella se volviera a recogerlo. Cenicienta se montó en la carroza y se fue a su casa. Y por el camino, todo se fue volviendo como antes. 
Y ya los ratones eran ratones otra vez.
Eso es. 

Y la Cenicienta estaba tiste ota vé y tenía que limpiar de rodillas y el gato le puso huellas sucias por toda la casa y ella tenía que limpiarlo con la fregona. 
Y la madrastra y las hermanas volvieron a la casa, y todo siguió como antes hasta que llegó un aviso de que el Rey y el Duque y el Príncipe pasarían por todas las casas para probarle el zapato de cristal a todas las muchachas del Reino. El Príncipe se casaría con la dueña del zapatito de cristal. Cuando llegó a casa de Cenicienta, preguntó cuántas jovencitas había en la casa. ¿Cuántas había?
Muchas.
Tres.
No, tres no, "guan", "tu", "zri", "for", "fai".
La Cenicienta, y las hermanas fea y mala. Tres. On,two,three.
Sí, pero las hermanas tenían los pies muy grandes y muy feos y tenían muchos dedos, y la Cenicienta tenía los pies chiquititos y muy bonitos, y muy limpios.
Claro, porque Cenicienta se baña todos los diás, ¿a que sí?
Y yo también.
Y tú también. 
Total, que el zapatito no le estaba bien a las hermanas malas y feas. 
Porque era de Cenicienta.
Claro, y cuando el Príncipe se lo probó y vio que era el suyo, le dijo: ¡eres tú! ¿Y qué le dijo ella?
Me llamo Cenicienta, Príncipe.
(Risas)
¿Y qué le dijo el Príncipe?
Pues cásate conmigo, Cenicienta. 
Pues eso. Y fueron felices y comieron perdices. ¿Te ha gustado?
Sí. Otra vez, tita.
¿Otra vez?
Sí, pero ahora bien y con todas las canciones. 


I.M.G.

A mi sobrina Sonia, de 2 años y medio.

11 comentarios:

  1. ¡Qué conmovedora entrada! Me hiciste erizar los bellos pues recuerdo cuando mi madre me leía de niña. Tu sobrina es muy afortunada de tener una tita que le cuente/lea cuentos, y más si los repite...

    Amo la Cenicienta. Más que un cuento, es una forma de adquirir esperanza para mí.

    Un beso.

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  2. Es imposible que tu sobrina se durmiera... si me has activado a mí... pero mira que eres mala contando cuentos, ja ,ja... menos mal que tenías una buena directora contigo, ja ,ja... Tu neni va a ser perfeccionista nata, a quién habrá salido?? jo, jo, jo.... Me encanta, me la he comido a besos varias veces, sobre todo el ratito del inglés, ja ,ja... No cambies Isa, no cambies y sigamos viviendo con fantasía!!! Bss

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  3. Que graciosa es tu sobrina!"El gato se llama gato" ¡y punto! jejeje, pobre Lucifer, lo ha dejado sin nombre una niña de dos añitos. Yo tengo una prima de la misma edad y la verdad es que puede ser de lo más graciosa y entrañable cuando habla con sus ocurrencias únicas.
    Me ha encantado tu versión del cuento, (aunque se aleja un pelín del original), eso si no te perdono lo de las canciones, por ello las he ido poniendo de fondo mientras leía (viva Youtube).

    Te deseo suerte en tu proximo cuento, me ha encantado esta entrada tan mágica.
    Saludos:)
    Scarlett

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  4. Los niños son un mundo aparte jajaja, uhmmm casi que me gusta más la versión de Cenicienta de tu sobrina que la de los hermanos Grimm .He pasado un ratito agradable leyendo esta entrada.
    Un saludo y feliz fin de semana.
    Chari.

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  5. Jajajajaja, en conclusión que tu sobrina se sabía el cuento mejor que la tita, si es que los niños son... la releche.

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  6. Jajaja, me he acordado de mi hija y las veces que me hacía repetir el mismo cuento y no podía cambiar nada porque si no vuelta a empezar...

    Besitos

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  7. ¡¡¡Mira que me has hecho reír!!!

    Mi niña tiene ahora dieciseis años, con lo que ya no quiere que le lea nada, pero hubo un tiempo en que esta historia se repetía noche tras noche.

    Gracias por traerme estos recuerdo, Isa.

    Un abrazo.

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  8. Precioso.
    Me he acordado de "mis tiempos", jajaja...
    Yo tenía dos espectadores expectantes, pendientes de que cometiera algún error para corregirme, cuando por enésima vez contaba el de Ricitos de Oro y los tres osos, o el de los Siete cabritillos (estos eran los más solicitados.
    Voy a llamar a alguno de mis hermanos que tienen niños en la edad de los cuentos para que vengan a verme y poder revivir la historia.
    Precioso.

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  9. Veo que la historia se repite. El relato está muy bien llevado, aunque a tu sobrina le altere que no te lo sepas. Es terrible contar un cuento a un niño que se la sabe de memoria. Menos mal que yo lo tenía subcontratado con la madre.
    Me alegro Isa de que nos regales algún relatito.
    Besos

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  10. Queridos amigos, acabo de volver de Edimburgo, (prometo una crónica escueta), y por eso no he podido atender antes a vuestros comentarios sobre esta entrada que escribí a toda prisa tras hacer la maleta y contar las horas que faltaban para que saliera mi avión.

    La Cenicienta siempre fue mi cuento favorito. Contárselo a una niña de dos años, es muy divertido, cada vez es distinta, aunque el cuento sea el mismo, es como si ofreciera diferentes lecturas y a la vez, con cada una de ellas, me vuelvo niña de nuevo, y allí me encuentro con Lady Jane, a la que su madre le cuenta el mismo cuento, Mari Cari que convierte en alegría todo lo que toca, con Scarlett que va tarareando las canciones, con Chari que se apunta a toda versión que se pueda hacer del cuento, con Tracy que disfruta con todo lo que ve y nos regala risas, y nos las contagia, con Elysa y su hija, a la que le repite el cuento una y otra vez, con Pedro y su eterna sonrisa, y también con su hija que una vez más quiere oír el cuento de labios de su papá, y con Inma y sus espectadores expectantes, que corregirán cada error que nos salga al paso, y cómo no, con Ximens, que sabe lo terrible que es contarle un cuento a un niño que se lo sepa de memoria.

    Besitos a todos y gracias por convertiros en personajes de mi cuento y convertirlo en mágico sin necesidad de varita.

    Isa

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  11. A mí parecer ya se han realizado varias películas de La Cenicienta, aunque esta es una versión un poco diferente. La Nueva Cenicienta: Había Una Vez Una Canción tiene la misma temática de siempre: la madrastra y hermanastras malas, pero con un toque diferente, ahora a ella le gusta cantar.

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