sábado, 12 de junio de 2010

Andrés Neuman y yo


He nombrado a Andrés Neuman en casi todas mis entradas anteriores, pero ¿quién es Andrés Neuman? El "escribidor", el "escritor", el "poeta", el "viajero", el "personaje", el "autor", el "narrador", el hombre, SONRIENTE.



Para saber un poco de él, sólo hay que poner su nombre en google y aparecen: Resultados 1 - 10 de aproximadamente 1.930.000 de andres neuman. (0,19 segundos)



Imposible leerlos todos para saber sobre este escritor. Os remito a la wikipedia para tener una idea. O a su página web: http://www.andresneuman.com/curriculum.htm





Pero quién es para mí Andrés Neuman, o Andresito, como dice una amiga argentina. Mejor empezar por el principio. Trataré de ser breve, ¿lo conseguiré? Sí, yo también lo dudo mucho.


Conocí a Andrés en marzo de 2009, vagabundeando por la red, buscando un autor de nuestros tiempos que no conocieran mis compañeros de "punto y seguido". Quería llevar a nuestro segundo encuentro literario, en Hotel Casa Convento La Almoraima (Castellar de la Frontera-Cádiz), un relato desconocido por el grupo de un autor igualmente desconocido por el grupo y a la vez actual. Me pareció complicado, sobre todo por Inma y Miguel, que lo conocen todo. De repente apareció su nombre: Andrés Neuman. Me gusta el nombre de Andrés y el apellido Neuman me remitió a Paul Newman. Bonito contraste. Un binomio fantástico.


Indagué. Encontré un relato: Una raya en la arena. (Alumbramiento. Edit. Páginas de Espuma) y otro: La felicidad. Me parecieron dignos de ser desmembrados por mi grupo. Y eso hicimos.



El domingo, antes de marcharnos de la Casa Convento, en el patio de la misma, a la luz del sol del mediodía y tomando algún refrigerio, les leí a mis compañeros ambos relatos, (como se observa en la foto de ese momento, sí son mis manos y sí son los folios que llevé con lo que os he contado) y después tratamos de desmembrarlos, de buscar la historia oculta, el por qué de los personajes y de sus actuaciones, el por qué de las comas y los puntos y aparte. Más tarde, hablamos de lo poco que sabíamos del autor, que además, era menor que todos nosotros, del año 77, argentino y español, como nuestro grupo. Así conocimos a Andrés Neuman. Por casualidad. Aunque ¿quién cree en las casualidades? Tenía que ser así.



Empezaban nuestros cruces de caminos. Pocos escritores que conozca han hecho de una frase una novela, en este caso de terror y dedicada a Fernando Iwasaki. (pág 111 de Alumbramiento). No desvelo más.



Ahí podría haber quedado todo, pero seguí indagando y me perdí durante días en su página web, cuyo enlace he puesto al principio. De ahí me fui a una de mis librerías favoritas y me compré uno de sus libros de relatos: Alumbramiento. Me lo bebí en prácticamente una semana. Hice lo que no suelo hacer, coger un lápiz y analizar cada uno de los relatos y escribir mis impresiones en el libro. Sobre todo analicé qué tipo de narrador usaba y por qué, cuál era el tema del relato, su singularidad, la historia que nos contaba, cómo la contaba, y la historia oculta. Traté de hacer un análisis completo de sus relatos y ahí creo que fue cuando tatué el nombre del autor en mi memoria y en mis quereres literarios.

En una primera lectura, el que más me gustó fue el relato epistolar llamado Las cartas de los tristes. En una segunda lectura, durante un raro acceso de lucidez, (lo parafraseo en su relato Héroes, del mismo libro), observo cómo cada relato de Alumbramiento tiene una misión. "El héroe sabe que su urgente deber es combatir a los malvados donde quiera que estén, y sale a la calle dispuesto a todo. Mira a un lado y a otro. Avanza, retrocede. Pero no divisa a nadie en apuros". La misión de sus relatos tiene como objetivo al lector. Cuando lo termino, lo observo y él me observa. Abro los ojos y la boca al mismo tiempo. Exclamo un "Oh" con ambos. Oigo al libro reirse y taparse la boca a la vez. Cuando vuelvo a mirar la portada, el libro exclama: Misión cumplida. Y yo lo devuelvo a la estantería, a la balda inferior, donde puedo cogerlo y releerlo cada vez que se me antoje. Como el mismo Neuman dice en su Dodecálogo de un cuentista, narrar es seducir. A mí me sedujo, sin duda.



Un mes más tarde de haber leido Alumbramiento, mi compañero Miguel nos contaba que Andrés había ganado el premio Alfaguara 2009 con su libro "El viajero del siglo". ¿Coincidencia? ¿Casualidad? No sé, pero Neuman se empeñaba en seguir en nuestras vidas. En mi vida. Y Andrea se compró "Érase una vez Argentina". Si en cualquier vida hay varias novelas ocultas, ¿cuántas vidas se ocultan en una novela?


Finales de Enero de 2010, Neuman instalado en nuestras vidas y aún sin conocerlo, pero conociéndolo a la vez. En una librería a la que acudo a menudo, merodeando entre libros, como siempre, lo reconozco de lejos. Me acerco. Observo la foto. Es él. Junto al calendario de eventos en el que aparece su imagen, se apilan un montón de libros de la editorial Alfaguara: El viajero del siglo. Lugar de la cita: 11 de febrero. FNAC - Málaga. 20h. Saco mi agenda de mujeres del teatro y apunto la fecha con rotulador rojo, para no olvidarla. Es jueves. Coincide con nuestra reunión de grupo. Coincide con el cumpleaños de Pedro. Escribo en nuestra página: Viene Neuman a FNAC, tenemos que cambiar nuestra cita al miércoles. Podemos celebrar el cumple de Pedro allí. La propuesta es aceptada. Nos vemos el miércoles en la reunión. El jueves estoy nerviosa en el trabajo. No veo la hora de terminar y salir pitando para FNAC. La carretera se convierte en un rally para llegar a tiempo. Esquivo las obras, (cosa difícil), acelero en ámbar, pido disculpas por no pararme en los pasos de cebra, llego al párking del Málaga Plaza. Me reúno con mis compis en primera fila, a las 20:15. Neuman no ha llego aún. No he olvidado traerme Alumbramiento. Tampoco la cámara de fotos. (Aunque hoy tenga los rizos revueltos y cara cansada, sin maquillar, con las pecas emborronadas. No tengo un buen día físico, pero sí anímico).


Y al fin aparece, contando su propia odisea para llegar. Lo esperaba más alto. Lo esperaba más serio. Lo esperaba más vestido de otra manera. Me encanta que sea todo lo contrario a lo que esperaba. Es simpático, cercano, encantador. Me deslumbra su sonrisa. (Desde entonces mi sobrenombre en alguna parte privada de la red es "Dazzled" (Deslumbrada). Su porte es bohemio o casual o sencillo. Saco la cámara y no me atrevo a hacerle fotos desde la primera fila. No quiero perderme ninguna de sus palabras. Habla argentino-andaluz, más bien argentino-granaino. Nos cuenta anécdotas de su llegada y su tardanza y así nos da una primicia del libro que está preparando: Cómo viajar sin ver. Una crónica relámpago, una visión literaria, en tiempo real de la geografía entera del español. Andrés se juega su conocimiento del mundo, en un parpadeo, en un recorrido vertiginoso por 19 países de Latinoamérica. Pero de este libro hablaré más adelante, pues lo estoy leyendo ahora mismo. (Hoy he viajado por Lima y esta noche lo haré aQuito).



Y Andrés comienza a hablar de El viajero del siglo. Y empieza a hablar del siglo XVIII, del siglo XIX, de Jane Austen, de las hermanas Brontë, de Henry James, de la Europa Napoleónica, de la era victoriana y yo me siento Julia Roberts en Pretty Woman, cuando Richard Gere la lleva a ver una òpera, cuando la acompaña a Rodeo Drive, cuando le coloca en su delicado cuello aquel collar, cuando al final de la película la sorprende con flores. Igual. Son mis "monotemas", mis gustos literarios y los trata en su novela. Y yo ya quiero tenerla y comprarla y leerla, pero antes él me la cuenta, a pinceladas (uso me en lugar de nos, porque ya no hay nadie en FNAC, ni mis compis de punto y seguido , ni Antonio Soler, ni David Leo, ni la gente que merodea por los pasillos.. nadie, sólo El viajero del siglo y yo). Lee la primera página y nos presenta a Hans y nos dibuja, a lo lejos, al sur del camino: Wandernburgo. No voy a hablar del libro, porque no soy quién, aunque ya lo haya leido, aunque me lo bebiera en apenas dos o tres semanas. Lo mejor es oír hablar a Andrés sobre él:


1. El viajero del siglo por Andrés Neuman: http://www.youtube.com/watch?v=8_3VfT_n-yk&feature=related




El libro está lleno de frases que te hacen pararte a reflexionar sobre ellas. Voy a compartir tres que me llamaron especialmente la atención:


1. Cualquiera que se haya mudado sabe que los cambios de lugar traen cambios interiores.

2. Todo lo que yo sé lo he aprendido viajando, o sea, mezclándome con extraños.

3. No hay nada más insoportable que sufrir en la carne lo que se ha ensayado demasiado en la mente.

Y Andrés sigue hablando con pasión de su libro, en FNAC-Málaga, el 11 de febrero. Ha tardado 6 años en escribirlo, incluyendo 2 de documentación. Lo vende de maravilla, sólo hablando de él con pasión. Llega el turno de las preguntas. Levanto la mano. Pregunto sobre el narrador y él se queda encantado con la pregunta y me la agradece. Siguiente pregunta. Levanto la mano. Pregunto por los personajes y la elaboración de fichas. Sonríe. Responde encantado. Otra pregunta. Levanto la mano y nos reímos. Pregunto por el borrador y la reescritura, después por el comienzo y por la estructura. Él bromea con estar dándome una clase de escritura. Le hago un par de fotos. Anoto sus comentarios en un cuaderno. Piensa que soy periodista. Nada más lejos. Loli se anima a hacer un par de preguntas. Después Andrea. Neuman lee otro pasaje de su libro y nos presenta a Sophie, un personaje que no es de cartón piedra y que enamorará a Hans.


Se terminan las preguntas. Toca el turno de las dedicatorias. Subo la primera. Nos sonreímos. Nos damos dos besos. Le pido que me firme Alumbramiento. Le muestro cómo lo he trabajado y he estudiado cada uno de sus relatos. Se muestra encantado. Me lo agradece en la dedicatoria. Es diestro. Firma con pluma negra. Le falla la tinta desde que estuvo en Alemania. Dice que reescribo y mejoro los libros. Me vuelve a dar dos besos. Nos hacemos una foto. Salimos mal. Los dos. Pasan mis compañeros. Vuelvo a la fila. Ahora llevo El viajero del siglo. Me recibe con otra gran sonrisa. Le regalo nuestro libro álbum de familia, dedicado por Andrea y por mí. Se muestra encantado. Lo agradece. Le cuento cómo lo descubrí. Me da las gracias por descubrirlo. Ríe de nuevo. Me dice: Hola Isa. (Sonriendo, siempre sonriendo, con los ojos y con la boca). Me firma una nueva dedicatoria y comenta que mi curiosidad merece una novela , un monumento y más de un personaje. Nos reímos. Le pido otra foto. Le muestro la anterior. Está de acuerdo en que hay que repetirla. La repetimos. La mira. Me pregunta si estoy conforme. Hago un gesto que ya empieza a conocer, sabe que no estoy satisfecha. Se ríe de nuevo y se me acerca. Me arregla los rizos del flequillo, se toma la libertad de tocarme el pelo, (él no sabe que no permito a nadie hacerlo). Nos reímos. Me llama coqueta entre risas y yo recuerdo a mi profesor de Filosofía de 3º de BUP, al que llamábamos El Rey, por su parecido con nuestro monarca, cuando decía que las coquetas también son muebles. Me dice que si la repetimos. Por corte le digo que no, que está bien. Pero podría estar mejor, sin duda. Nos despedimos, pero yo no quiero irme. Mis compis tiran de mí. Inma se ríe diciendo que me ha tocado el pelo. Alguien comenta que se ha creado un buen feeling entre los dos. Yo me lamento pensando en que pasará mucho tiempo hasta que volvamos a vernos. Me quedo con su última frase: Gracias por descubrirme.


No voy a compartir la foto.


Y le dan el premio de la crítica por su novela El viajero del siglo.


Y busco fechas de su vuelta a Málaga y no las encuentro. Y hay un grupo de fans en facebook y me apunto.


Y me compro Cómo viajar sin ver en cuanto sale, el pasado mes de Mayo, y lo tengo de nuevo en casa y me cuenta una noche que Despedirse es un modo de ensayar la muerte, pero también cierta clase de resurrección, y que volar es empezar a aterrizar, y que muchos argentinos no dicen Sí, dicen obvio y que no sabe muy bien por qué, pero cuando sale a la calle en Santiago de Chile, se imagina a Bolaño riéndose de él.




Y Loli decide ir a la Feria del libro de Madrid y yo no puedo porque tengo que ir a recoger mi premio del X Certamen de Declaraciones de amor de Málaga. Y Loli se encuentra con Andrés Neuman. Y charla con él y sus sonrisas y le habla de mí Loli le comenta por que no he podido ir y él dice, sin dejar de sonreir: Claro que me acuerdo de Isa.







I.M.G.




















































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