lunes, 7 de junio de 2010

Y dices que no te quiero




Podría empezar por el principio, pero sería demasiado previsible el final, por lo que en esta ocasión empiezo por donde habría de acabar: Lo conseguí. Una vez más. Por tercera vez. Un nuevo premio literario. El segundo en la misma categoría. Gracias.






Y ahora desde el principio, sin ser breve ni escueta, hoy no, ¿cuándo es miércoles? Ni idea.
Hoy no:






Lo supe en Abril, a finales, qué más da el día. Era impar, eso sí. Llevaba días mareando internet, buscando mi premio. Esta vez, como la vez primera estaba segura de mi recompensa. La segunda fue una sorpresa. Hoy hablaré de la tercera, de esta última vez, de esta vez que ahora me atañe y me ilusiona.



Y dices que no te quiero.



Y dices que no te quiero es el título. ¿Qué más podría ser? El final del relato epistolar, (la carta, para hablar claro), sí, también. Fue Inma la que me dijo que no le cambiara el título, que le gustaba. Yo no estaba segura si era correcto comenzar un relato, pues todo título puede ser un comienzo, de la misma manera que termina. Hala, ya os he jodío el final. Espero y no desespero en que hayais leido el relato en cuestión antes de leer la crónica de su premio, y si no, bueno, siempre podeis probar a pedírmelo o a pedírselo a las bibliotecas de Málaga o a alguien de cultura de nuestro Ayuntamiento. Como decía otro alguien cuyo nombre no recuerdo y que no es Alonso Quijano, ni es de La Mancha, pedid y se os dará.


Escribí la carta. La escribí y la envié al concurso.
No la escribí y la envié al concurso tal cual, no. El proceso fue más lento y más selectivo. Primero me senté varias veces en mi escritorio, después escribí un primer borrador, luego un segundo y un tercero y lo di a leer a mis compañeros de grupo literario, (punto y seguido) y a un par de amigas que siempre están ahí y que leen todo lo que pongo en sus manos o delante de sus ojos. Después me peleé varias veces con la carta, con la protagonista y con el destinatario de la misma. Quien no se bajó jamás del carro fue Kafka. El principio permaneció intacto. Cuando estuvo lista le añadí el detalle que toda carta escrita por mí debe tener, su fecha, su hora de comienzo y su hora de finalización. Ninguna es al azar y todas tienen que ver demasiado conmigo. I confess.

La fecha límite de entrega debía ser el 14 de febrero, estuvieras o no enamorado, creyeras o no en San Valentín.
Yo me bajo del carro en ambos casos.
Salí del trabajo tarde, como siempre, y me fui a Correos, a la oficina del Carrefour Alameda. No suele haber nadie a esa hora. 20:10 minutos. Una cola de 6 personas. Pues sí, ese día había gente. 20:20 empiezo a mover el pie nerviosamente. La gente de la cola se queja. La chica parece nueva. 20:30. Somos los mismos. La cola no se ha movido. 20:40 Miro el reloj por duodécima vez. Resoplo. Repaso mentalmente lo que tengo que decirle a la chica. 21h. Todos queremos poner una hoja de reclamaciones, pero no lo hacemos. 21:10, sólo me queda una persona delante, casi puedo tocar el mostrador. 21:25 Llevo más de una hora y ha llegado mi turno. No me siento los pies. Seguramente se habrán hinchado y no podré sacarlos de las botas.

Buenas qué tal. Hola, quiero un sobre blanco tamaño folio. NO TENEMOS. ¿Cómo? (Ella no lo entiende, voy a enviar un relato, por triplicado, a un concurso literario y los relatos junto a la plica deben ir en un sobre blanco dentro de otro sobre blanco que ya llevo yo). NO TENEMOS. Escuche, esto debe ser anónimo y va con unas reglas, ni puedo poner mi nombre, ni puede ir en un sobre verde. VAYA A UN ESTANCO Y VUELVA MAÑANA. Meto los relatos y la plica en el sobre que llevo. Me contengo para no gritar y hablo apretando los dientes:

¡Si no gano será culpa de Correos!,
le digo en un tono casi amenazador. No suelo usarlo nunca. A veces dudo si es mío o lo he tomado prestado, pero lo tengo y hago uso de él. La chica no parece asustada. Me marcho conteniendo la ira que me ha generado y pienso que si no gano, jamás sabré si el sobre llegó a su destino, pero...



GANÉ.



Me llamaron a casa, al teléfono fijo, dos meses más tarde (Abril, como dije antes). Luego me enviaron un correo. Después hubo varios más. Papeleo. Burocracia. Seguridad. Fecha de entrega del premio: 05/06/2010. Un premio géminis, como yo.


Y dices que no te quiero.

Publicidad en casa, entre familiares, amigos y conocidos, en mi grupo literario, en alguna red social, se crea un evento, se invita a un montón de gente, se mandan sms. La entrada a la entrega de premios es gratuita, es un sábado, a una hora normalita. Sabes quiénes estarán allí antes de que lleguen, sabes quiénes no estarán antes de que contesten o no lo hagan. Todos tenemos nuestras prioridades. La lectura y la escritura, desgraciadamente, no lo son de mucha gente. Empiezan a llegar algunas excusas en formas de mensaje de texto. Se agradecen. Otras no llegan nunca.

Y estoy feliz.
Feliz e ilusionada. Y voy en autobús a recoger mi premio, con mis padres. Ellos sentados enfrente, yo pensando en que tengo que esforzarme más. La próxima vez tiene que ser un primero. Hay que apuntar a la Luna. Y pienso en Jane Auste, en Stevenson y en Henry James. Pienso en Andrés Neuman, (cuándo no), y en Charlotte Brontë, y en Virginia Woolf, y en Margaret Mitchell, y en José Luis Ordóñez, y en Ana Torroja, (vale, no escribe, pero pienso en ella), y en Pedro Rojano, y en Miguel Núñez, y en Mauricio Ciruelos, y en Loli Pérez, Andrea Vinci e Inmaculada Reina. Y pienso en Patri, en Belén, en Ana, en Men, en Nuria, en Ani, en mi hermano, en mis sobrinos, en mi prima Maribel, en mis Tatas, en mis abuelas, en mis hermanas que no leen ni les interesa mucho nada de esto, y pienso en que por las noches, mientras yo trato de escribir, los demás ven la tele, charlan en el sofá o toman el fresco en una terraza.


Y pienso que me merece la pena.
Que abandoné y regresé. Que se lo debo a la chiquilla que escribía sus historias a bolígrafo azul (qué horror) en libretas de cuadritos (qué horror de nuevo). Y entonces sonrío y aprieto el timbre. El autobús está llegando al parque. Suena el teléfono y es Pedro. Sonrío. Trata de engañarme con una broma. Sonrío más aún. Estoy feliz. Él lo sabe. Compartimos la felicidad de las letras. Mi premio también es suyo. Me doy una vuelta por la feria del libro, me hago unas fotos y tiramos para el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga. Son las 12:50. Habíamos quedado a las 13h.

Y subo con mis padres por las escaleras y veo al fondo, junto a las cristaleras a Inma. Y le sonrío. Y soy tan feliz como cuando he hablado con Pedro. Detrás se ve la fuente de las Tres Gracias. Mis compis de punto y seguido, la mitad, están. (La otra mitad, de alguna forma, también).


Y me preguntan quién soy, los de las bibliotecas y el Ayuntamiento, y digo:
Soy el segundo premio.
A partir de ese momento, ese se ha convertido en mi nombre.

Soy el tercero, me dice la chica sevillana, ¿has visto ya al primero, al pamplonica? no, yo soy el segundo ¿y usted? finalista. Y así seguimos un rato. Y luego llegan mis amigas y soy feliz otra vez. Y Andrea, y otra ola de felicidad. Y mis amigos de Madrid. Sonrío a las fotos. Y llega Pablo Aranda y quiero abrazarlo pero me contengo. Le tengo un cariño especial a este escritor y a su sonrisa. Me da la enhorabuena y me sonríe cómplice. Recuerda nuestro último encuentro en la presentación de El anorak de Picasso, de Garriga Vela. Me dice que Garriga no va a venir. Le digo que lo sé, que me lo contó, que está de promoción en Barcelona. Nos sentamos. Los ganadores en primera fila. En la tarima, cada uno en su sitio, Pablo Aranda, un representante de Cultura del Ayuntamiento, una profesora de Literatura de la Universidad y el representante de las Bibliotecas. El discurso es dinámico, fresco, simpático y llega al público. Todos sonreímos más de una vez.


Pablo cuenta cómo le llegan, tras una primera preselección a cargo de las bibliotecas, más de cien relatos que ha de leerse y puntuar. Su casa se ve empapelada por todos ellos. Luego tiene que buscar los que le gustaron, releerlos y volver a puntuar. Una vez hecho esto, se reune con los otros miembros del jurado que han pasado por lo mismo. Cada uno lucha por ver su relato elegido, como ganador. Discuten, pactan, etc. Y finalmente: el pamplonica el primero, la malagueña después y por último la sevillana. 3000. 800 y 400. Más estatuilla. Más libro editado. Más lote de libros Litoral.

Y mención especial a los finalistas.



Periodistas. Fotos. Amigos. Fotos. Finalistas. Fotos. Premiados. Fotos. Risas. Fotos. Premios. Fotos. Cartel. Fotos. Comentarios. Fotos. Hasta el año que viene. Fotos. Nos despedimos. Fotos. A comer. Fotos. (No son los Oscars, lo sé, pero... fotos, para nuestro momento de gloria).



Después cada uno lo celebra a su manera. La mía fue la que esperaba y la que quise.
Perfecta.






Gracias a los que leyeron mis borradores, a los que me dejaron que se los leyera, a la chica de correos aunque tardara una hora en atenderme, a Pablo por sus risas, a mis compis, de punto y seguido y de mi dpto contable, por todo. A vosotros por haber llegado leyendo hasta aquí, a mis amigas por no dejar de serlo y por serlo cada día más.
A esa ilusión cabezona que no me deja retirarme de esto.






Salimos en la prensa: Diario SUR, La opinión, en europapress, en Málaga hoy, diario de Navarra, etc, al día siguiente. (En La opinión decían que soy torremolinense, pero no tengo ni familia allí. Yo soy de Málaga-Málaga).






Hasta el próximo. Habrá. Seguro que habrá.
No voy a rendirme.






¡A por el primero!









Posdata 1: Que Andrés Neuman me recuerda.



Posdata 2: Que Inma salió en el programa de lectura de Canal Sur 2 ayer. Que nombraron dos veces a nuestro grupo: punto y seguido. Que salió nuestro libro en pantalla: álbum de familia. (Y qué guapa estaba Inma).
Posdata 3: Que Andrés Neuman me recuerda ;-) (O.O)





álbum de familia (Primer librito de relatos de punto y seguido)

(Si aún no lo tienes, sólo has de pedirlo: punto-y-seguido@googlegroups.com)




Nota de prensa del diario SUR de Málaga







I.M.G.









4 comentarios:

  1. Isa, eres "la mejón". Y no te vas a rendir, porque ya sabes que vas a conseguir vivir de esto y nada más que de esto.
    Y Neuman se acordaba de tí ¡Yupiii!

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  2. Y Neuman se acordaba de mí: yupiiiiiii

    Posdata: El jueves te daré un abrazo de oso, como le digo a mi sobrino, gordo-gordo-grande-grande.

    Posdata 2: Sé que me he enrrollao más de la cuenta y he nombrao más de la cuenta, y todo más de la cuenta, pero como no sé hasta cuándo tendré que verme en la misma situación, pues no me he podido controlar, jajaj. Este será el post de mi blog más personal, en el resto seguiré intentando esconderme en los renglones que pueda ;-)

    Un besazo, Inmita.

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  3. Isa, está chachipiruli tu crónica, y me acordé mucho de ti, cuando estaba hablando con Neuman, sería la una del medio día, y hacía un calor agobiante, él decía que estaba en "La sauna del libro" y que claro que se acordaba de Isa...

    b7ts
    L;)

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  4. jajaj, gracias Loli, me habría encantado verlo. Le tengo un cariño especial a Neuman, no sé, de estas personas que nada más conocerlas parece que ha vivido contigo en varias generaciones. Es algo extraño. Las casualidades, a veces, traen a gente maravillosa a nuestras vidas, ¿verdad? Próximamente, cuando me centre un poco, haré comentarios de sus libros.

    Gracias por la anécdota y por darle recuerdos míos.

    Posdata: Cuenta conmigo para las excursiones de las tardes de julio y/o agosto a cualquier tema literario ;-)

    Besitos

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