lunes, 2 de agosto de 2010

¿Bella o Bestia? (Extracto de Agnes Grey de Anne Brontë)

Entre los varios libros que actualmente ocupan mi mesilla de noche, está Agnes Grey de Anne Brontë.
Aún no he terminado de leerlo, por lo que no voy a exponer aquí, de momento, una opinión sobre el mismo.
Sí quiero dejar constancia de la página que estaba leyendo ahora mismo. La portada de mi libro es la de la fotografía, de la Editorial debolsillo y traducido por Menchu Gutiérrez López. Es una segunda edición de abril de 2010.
Extracto de la página 95, conversación entre Agnes Grey y la Srta. Murray:
... /.../


- Acabo de leer la noticia en esta carta
que usted tachó de aburrida y estúpida y no me ha dejado terminar.

- ¿Con quién se casa?

- Con el Sr. Richardson, el vicario de
una parroquia de nuestra vecindad.

- ¿Es rico?

- No, pero vive holgadamente

- ¿Es guapo?

- No, de aspecto corriente.

- ¿Joven?

- No, de mediana edad.

- ¡Dios mío! ¡Vaya infeliz! ¿Y en qué
clase de casa vive?

- En una vicaría pequeña y tranquila, con
un porche cubierto de hiedra, un jardín de estilo antiguo y...

- ¡Pare, pare o me pondré enferma! ¿Cómo
puede su hermana soportarlo?

- Creo que no sólo puede soportarlo sino
que es muy feliz. No me ha preguntado usted si el Sr. Richardson es un hombre
bueno, sensato y cariñoso; le hubiese contestado que sí a todas esas
preguntas.../.../.
Justo al término de esta gran contestación de Agnes a la Srta Murray es cuando cerré el libro y dije, ¡bravo, Agnes, bravo Anne Brontë! Es aquí cuando me planteé lo de ¿bella o bestia? y no por la resabiada frase de "la belleza está en el interior", no, si no por el retrato tan fiel de la Srta Murray. Anne Brontë nos ofrece en este personaje a una bella y bestia a la vez. Bella exteriormente y bestia en todo lo demás. Cuando digo bestia, lo digo metafóricamente, del todo obvio, aunque cabe precisarlo, por si las moscas o los saltamontes, o la vieja Tecla que tanto asustaba a Maya. Ups, me fui por las ramas del bosquecillo alemán donde las abejas danzan al son de En un país multicolor.
En realidad, me he parado en estas frases porque me han parecido del todo actuales, me han sacado del siglo de las hermanas Brontë y me han traido al mío, al nuestro. Me ha recordado lo superficiales que podemos ser todos, y que todos somos cuando se trata de hablar de la pareja de alguien, del gusto de alguien, de la persona que le interesa a alguien o a nosotr@s mism@s.
No sé, a mí me ha hecho dejar el libro y plantarme aquí un momento. Tal vez estoy sensible, tal vez he revivido algún momento mío o de alguien cercano. Tal vez hemos sido en muchas ocasiones Agnes contestando, o la Srta Murray criticando. Desde luego me quedo con esa gran respuesta a la niña repelente.
Cuando finalice el libro, os daré mi opinión sobre él. No la auguro mala, las Brontë también son mi debilidad.
I.M.G.


2 comentarios:

  1. Espero la reseña ansiosa querida, para proceder o no de inmediato a la lectura de la obra (admito que no la había leído).

    La maravillosa época victoriana no escapaba a la superficialidad y materialismo de hoy día, a se sabe que la ambición de muchas jovencitas sin fortuna (o más bien de sus madres) era casarse con un caballero que alcanzase al menos las 5000 libras de renta anuales. Todo por vivir holgadamente en una gran casona, tener bellos vestidos y muchos sirvientes a su disposición. Asimismo estos poderosos caballeros buscaban casi siempre damas de semejante fortuna para igualar las arcas familiares.

    Es un gusto comprobar a través de ciertas obras que esto no siempre se seguía a rajatabla, y que muchos de estos poderosos personajes se podían permitir el lujo de casarse por amor.

    Saludos y siempre es un placer leerla, querida Isa.

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  2. Es un placer para mí tenerte como seguidora de mi blog, querida Akasha.
    Ciertamente la época victoriana no escapaba a la superficialidad y al materialismo, pues se ve claramente acentuado en muchos personajes, escenas y tramas de la gran mayoría de las novelas de esa época que tanto nos atrae y nos llama.

    Agnes Grey está muy bien escrito. Anne no tiene que envidiar prosa y diálogo a sus hermanas Charlotte o Emily. Tengo que decirte que Charlotte era mi favorita, siempre hay una favorita en todas las familias, supongo. En este libro podemos encontrar varios apuntes autobiográficos de la autora, aunque como siempre digo, el autor suele estar en su obra más de lo que quisiera. En esta ocasión podemos confundir a Anne y a Agnes en alguna ocasión, pues no tuvieron muchas diferencias en su trabajo como institutriz y se encontraron con familias similares.

    En cuanto termine el libro, te cuento mejor, por ahora está mereciendo la pena vivirlo.

    Un besito y hasta pronto

    Isa

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