viernes, 31 de mayo de 2013

Entrega de premios Dime que me quieres 2013

El pasado día 18 de mayo tuvo lugar, como ya comenté en una entrada previa, la entrega de premios del XIII Certamen Dime que me quieres. Y, tal y como se prometió, procedo a hacer una crónica de lo que aconteció aquella mañana en el Museo del Patrimonio malagueño:

María Jesús González, Pedro Rojano, Isabel Merino
Inmaculada Reina, Miguel Núñez, Loli Pérez y
Mauricio Ciruelos (miembros de Puntoyseguido)

Una mañana soleada aunque fresca, en Málaga, los compañeros del grupo literario Puntoyseguido, (junto a familiares y amigos), nos encontramos en la puerta del museo de cristal. Lo de museo de cristal es cosa mía, aquí nadie lo llama así. Pero es por ese tipo de asociaciones que se hacen, con sentido o no, que me hace recordar algún fragmento de uno de mis libros favoritos de Baricco: Tierras de cristal. Y con ello, la exposición universal de Londres de 1851, cuando se levantó el grandioso Crystal Palace. El museo del Patrimonio de Málaga no tiene nada que ver con ello, absolutamente nada, pero al ver los cristales, no sé por qué, mi mente hace esta conexión. ¿No es acaso esa una forma de escribir o de tentar a la narrativa? Una imagen que te lleva a otra y esta a la siguiente y es una de ellas, incluso puede ser la última, la que te tienta, o te suplica, o te genera una historia sobre la que escribir. Hasta aquí mi divagación, continúo:

Cuando subimos a la segunda planta, la sala donde se iba a proceder a la entrega de premios, ya estaba llena. Quizá con más público que de costumbre. Digo de costumbre porque es el cuarto año consecutivo que nos vemos las caras en la sala y que alguno de nosotros recoge un premio, por lo que saludamos a familiares, a amigos, y conocidos, y después al jurado, compuesto un año más por los escritores José Antonio Garriga Vela y Pablo Aranda, y la profesora universitaria Amparo Quiles. 

Jurado

El acto comenzó con unas palabras del director de las bibliotecas de Málaga, que enfatizó la labor que hacen las mismas, y que habló generosamente del certamen que cumple su treceavo año consecutivo. Amparo prosiguió con un discurso dinámico y que introducía las partes más significativas y entrañables de los relatos ganadores. Tras destacar su calidad narrativa y elogiar algunas de sus técnicas, dio la enhorabuena a todos los participantes. Pablo Aranda fue más breve, y apoyado por Garriga Vela, argumentó cómo fueron seleccionados los relatos ganadores, y Garriga Vela expuso la manera en la que toman la decisión final. Generalmente es un tira y afloja y una apuesta concreta de cada miembro del jurado por su relato escogido. Llegar a un consenso no es fácil. Y se tienen en cuenta ciertas variables, como la técnica y la calidad del relato. 

Isabel Merino, Pedro Rojano, Inmaculada Reina
y Fco Javier Rodríguez Barranco

Francisco Javier Rodríguez Barranco resultó ganador con su relato: La noche. Un relato que habla de los amores que sólo se han visto de noche, "La noche en el centro de Málaga es azul cobalto y metálica", noche que invita al amor y en la que tantos amores se tejen y destejen en instantes. 

El segundo premio recayó en mi relato Los ojos de Isabel, relato dedicado a mi abuela materna, y que comienza así: "La madre de mi madre tiene los ojos de mi madre, y también los míos. Y a veces, cuando me miro en el espejo creo que soy ella". 

El tercer premio recayó en Rocío Díaz Gómez, que no pudo acudir,  y su relato: Tengo que hablarte de las leyes de Newton. Por destacar una frase del relato, destaco la que sobresaltan en el libro: "Créeme si te cuento que nuestra historia comenzó por eso, porque la ley de la inercia nunca falla". 

Entre los finalistas, los relatos de mis compañeros: Pedro Rojano (Antártida) e Inmaculada Reina (La vida en el calendario). También destacar el de una ilustradora de nuestro grupo, María Jesús González con su relato Anuncio por palabras. Tres relatos que por su calidad narrativa podrían haber sido perfectamente los ganadores del certamen. 

Tras recoger y agradecer nuestros premios, Francisco Javier Rocríguez procedió a leer parte de su relato. Digo parte, porque es un relato bien largo, y aunque es dinámico de leer, hacerlo en voz alta en un acto puede resultar abrumador tanto para quien lo lee, (que necesitó gafas prestadas, gracias a la amabilidad de Amparo), como para quienes lo escuchan en un acto así. He de decir, que a pesar de ello, cumplió las expectativas por lograr hacerlo ameno. 

El ganador del certamen leyendo su relato

Hace años que este tipo de actos no son amenizados con copas ni con ágapes, pero sí nos hicimos fotos, sí nos hicimos con varios ejemplares de los libros que recopilan los relatos, y sí cotilleamos, charlamos, intercambiamos correos electrónicos, blogs, twitters, facebooks, etc.

Para mí fue, quizá, el certamen que más he disfrutado de todos, ya que además de venir mis padres y amigas, como cada año, pues vinieron unos tíos míos, una de mis hermanas y dos de mis sobrinos, que a sus 2 y 5 años quisieron acudir con corbata porque iban a ver a su tita recoger un premio. Eso, y que premiaran un relato dedicado a mi abuela. ¿Se puede tener más suerte? No sé, yo me conformo con este día y lo viví a tope. ¡Gracias! 

Hasta aquí lo que se puede contar, el resto, amig@s míos, como podéis imaginar, voy a dejarlo en el aire, y que cada cual se imagine la forma en que todos y cada uno de nosotros prosiguió el día, juntos o por separado, y cómo celebró, cada cual a su manera, este acto, y estos premios recibidos. 

Hasta el año que viene. (Entre nos, yo seguiré intentándolo. ¡A por el primero!)

Posdata: Podéis leer una crónica más breve, escrita por Miguel Núñez, compañero de Puntoyseguido, que obtuvo el primer premio de este certamen hace dos años con su relato Lluvia: Pincha aquí



I.M.G.
@isamerino

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Subsanado, jajaja, discúlpame. Conozco el relato desde su primera frase y he sido testigo de su evolución, de sus correcciones... si casi estaba allí con Oates cuando la escribió.. en fin, que ya lo sabes, jajaj. Gracias por ese tironcillo de orejas con tanto humor . Un besote grande, escritor. Sigo pensando que Atlántida, ups, Antártida, merecía uno de los premiso principales. Dicho queda.

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