martes, 9 de noviembre de 2010

Perseguir puentes y mostrar fronteras: La persona que no viajó.


Horacio Quiroga dijo en el punto noveno de su decálogo del perfecto cuentista que no se debe escribir bajo el imperio de la emoción. Hay que dejarla morir y evocarla luego. Si entonces se es capaz de revivirla tal cual fue, se ha llegado en arte a la mitad del camino.


Hoy no quiero dejar morir mi emoción. Hoy voy a incumplir ese noveno mandamiento quiroguiano. Con esta crónica me juego no llegar en arte adonde quiera que se tenga que llegar. Me acojo a una de las frases más famosas del cine: I don´t give a damn, osease, me importa un bledo.

Hoy estuve con Andrés Neuman y tengo que contarlo.


Las cosas ocurren por casualidad. O no. No creo en las casualidades. Guardo mi libro "Cómo viajar sin ver" en la maleta que me llevaré al festival literario de Madrid. Iré a la conferencia de Andrés Neuman del sábado por la noche. Espero que en un despiste de sus seguidores tenga tiempo para mí, logre recordarme con un "aaaaaah, me suenas, me suenas" y luego me lo dedique con esa picaresca que tanto me gusta.






Como cada noche, entro en su blog "Microréplicas. Reflexiones dispersas en 100 palabras" (http://andresneuman.blogspot.com/) y leo su entrada del 8 de noviembre, Bienvenida, traducción, en la que habla de su llegada a un hotel de Málaga y de la frase de bienvenida que sugiere que los extranjeros no existen. Ya estás en Málaga, ya eres de Málaga.


Málaga. Málaga. Málaga. ¿Es posible que Andrés esté en Málaga y yo no me haya enterado? ¿Dará alguna conferencia? ¿La habrá dado? Preguntas de este tipo surgen una tras otra. La respuesta la encuentro en internet: Andres Neuman. Noviembre. Málaga.


Et voilá:


09 de Noviembre. 20h. Salón de los espejos del Ayuntamiento de Málaga. Ciclo Viajeros. Instituo Municipal del libro. Andrés Neuman. Viajar sin ver. Presentado por Alfredo Taján.


Lo comunico inmediatamente, como si forma parte de su gabinete de prensa, a mi grupo puntoyseguido y luego me acuesto y sueño y amanece y me levanto y me ducho y desayuno y me voy a la biblioteca a seguir disfrutando de mis merecidas vacaciones laborales. Y me llevo el libro de Neuman, Viajar sin ver , que ya no está en la maleta de cosas que viajarán a Madrid conmigo. Hoy el libro se encontrará con su autor, y su lectora también.




Escribo y luego cojo un par de libros. Me leo el relato de Félix J. Palma que ganó el Relosillas hace unos años, (no me gusta, al menos no me gusta para ser el premiado), después leo uno de Roald Dahl que encuentro en una recopilación de relatos de humor inglés. Es bueno. Una mujer mata al marido, detective, con una pata de cordero congelada. Se las apaña para que... bueno, si destripo el final no tiene gracia.


El día avanza, como, me pego un rato al ordenador, cargo el netbook y la cámara de fotos, siesteo un ratito y tiro para el Centro. Si llego a la parada antes que el autobús circular, eso querrá decir que debo bajar en bus. Si el autobús llega antes que yo, me iré andando. Llego andando hasta la Plaza de la Constitución. Ha anochecido pronto. La calle está llena de gente. Algunos turistas hacen fotos mientras yo me pregunto dónde puede estar merendando Andrés Neuman, si es que merienda. Es lo suyo, tomarse un cafetito o tal vez unos churros con chocolate en Aranda. Me llego a Mira y saludo a la primera amiga que tuve en mi vida. A lo tonto nos conocemos desde hace 37 años y aunque hemos pasado sin vernos la mayoría de los años que tenemos nos tratamos con la misma familiaridad de dos amigas que llevan toda la vida juntas, codo con codo, bolso con bolso, risas con risas. Le regalo un par de libritos pequeños, de relatos, en los que salgo. Espero que le gusten mi Diccionario de Inexistencia, (perteneciente al primer libro de puntoyseguido: álbum de familia) y mi Sana, Sana (mención especial del jurado del I certamen de relatos Las mujeres cuentan de la librería Luces de hace un par de años). Se los dedico. No estoy inspirada. Pienso en Neuman. Hablamos de él.


Al final llego corriendo al Málaga Palacio. Inma me espera allí. Nos saludamos. El viento me despeina. Estreno chaleco. Pido un deseo. Mientras caminamos por el parque me quejo de mis pelos.

- ¿Por qué Andrés no puede verme alguna vez bien peinada?
La última vez que nos vimos estuvo aplacándome los rizos del flequillo con sus manos.

- ¿Me reconocerá?

Me he cortado el pelo. Mucho. Bastante. Ya no hay rizos. Hay una maraña que el viento ha convertido en garabatos. Los aplaco. No hay manera. Andrés siempre tiene que tener el pelo mejor que yo. Lo compruebo más tarde: una raya perfecta que divide su melena en dos mitades, como un libro. Un pelo oscuro, lacio, impoluto, ahora más largo que el mío. En su barba se ha alojado alguna cana. Interesante. (El barbero de Neuman es el dinosaurio de Monterroso, dice Alberto Ramos en su blog: Elegí un mal día para empezar a fumar). Desde mi sitio no se le ven las pestañas. Sus ojos vivos, inquietos, expresivos, se encuentran con los míos y se reconocen. Se sonríen antes que los labios. Así es el encuentro, aunque antes de eso Inma y yo hemos llegado las primeras al Salón de los Espejos del Ayuntamiento de Málaga. La última vez que estuve allí, fue en una boda. Cogemos la primera fila. Hojeo el libro Cómo viajar sin ver . Un cámara de una televisión local se acerca y me pide que lo hojee de nuevo y que lo comente con Inma mientras él filma, no a nosotras, al libro en movimiento, al libro siendo leido. En algún canal local, mis manos y el libro de Andrés Neuman posan juntos.

Entra en la sala. De repente creo estar en un palacete de Viena. El emperador Francisco José, aparece rodeado de su séquito. Avanza entre los flashes. El pueblo lo recibe con admiración. Ovación. Vuelta a la realidad. Neuman, vestido de oscuro y con camisa planchada e impecablemente abotonada sonríe a los flashes y ocupa el lugar que le indican para el posado. Yo lo sigo con la mirada y coloco mi cámara en tre los huecos. Aprieto el botón. Click.



Ahora sé que si sigo escribiendo lo estropearé. Horacio Quiroga ha aparecido en mi habitación. Apelmaza su barba con una de sus manos, con la otra se alisa el pelo. Lanza un bufido al aire y me señala con un dedo. A un lado de él una fotografía de Ana Torroja, al otro lado una de Jack de Perdidos, detrás el Puzzle de Lo que el viento se llevó. Audrey Hepburn mira a Olivia Newton John y esta le devuelve la mirada. Tensión frente a la lamparilla del escritorio. Quiroga mueve la cabeza a un lado y al otro. Me mira fijamente y sin mover los labios me dice que no puedo escribir bajo el imperio de la emoción.

- De acuerdo -digo-. Tú ganas.


Le doy al botón azul de guardar ahora, etiqueto la entrada, añado otra foto de Neuman que he encontrado por la red y le digo a Quiroga antes de que se marche que mañana subiré mis propias fotos y contaré cómo fue la conferencia. Neuman se lleva las manos a la cabeza.




Si mañana sigo emocionada, lo pospondré.
Espero que lo entendais.
na no se encuentra todos los días con Andrés Neuman y se saludan como viejos conocidos.
Mi admiración por este escritor y su obra traspasa mis propias fronteras, todas esas que Andrés dice que merezco.
Gracias Andrés. Buenas noches. Hasta mañana.

P.d: La nostalgia recae en quien se queda. (Andrés Neuman)




(Fotografías tomadas prestadas de la red).








I.M.G.

8 comentarios:

  1. Isa, me hubiera gustado amoldazar a Quiroga, XDXDXD!!

    Me has dejado con una intriga insoportable ¿¿¿hasta mañana???

    Bue, esperaré.

    Un besín

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  2. JAJAJAJA, hubiera estado bien, Loli. Hoy te lo contaré todo en vivo y en directo. Me llevaré el netbook a nuestra reunión y te enseñaré todas las fotos,la mayoría formarán parte sólo de mi álbum personal. Aquí sólo colgaré un par.

    Quedamos el sábado en Madrid. Qué emoción, ¿no?

    Besitos y hasta luego

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  3. Isa, consigues con tus truquillos de novelista del XIX enganchar a tus seguidores. Conviertes cada entrada en la última entrega de un folletín. Hasta yo, que estaba allí, quiero saber lo que pasa después...
    Ah ¿de dónde sacaste las fotos de Andrés? Parece que hubiese sido Modelo antes que Escritor (¿ Como era, Cocinero antes que Fraile?)
    No te olvides llevarte pá Madrid el bote grande de laca. Conseguirás salir peinada en la próxima foto, aunque luego el "casco" no te permita apoyar la cabeza en la almohada. Siempre mejor una foto "perfecta" que dormir ¿eh?
    No te creas que con todo este rollo se me va a olvidar ¿Qué pasó después, qué pasó después?...cuenta, cuenta.

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  4. "La nostalgia recae en quien se queda".

    Qué buena frase, por Dios...
    Tú no hagas caso al Quiroga ese y cuenta, cuenta.
    Debe ser una gran experiencia recibir un ejemplar firmado de un autor al que admiras. Yo no tengo esa suerte, ya que todos los escritores a los que leo están muertos, jaja.

    Saludos.

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  5. Inma, estabas allí y lo rememoramos ayer, jajajaj, aún así quieres que lo cuente aquí. Como sigo bajo el imperio de la emoción, no he podido hacerlo aún, pero trataré de hacerlo. I promise.

    Me llevaré ese bote de laca, si hace falta, jajaja, ah, y Bariloche, también me llevo Bariloche.

    Besitos y te echaremos de menos, ¿cuántas veces te lo he dicho? aún me parecen insuficientes

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  6. Es bien chula la frase, eh, Eleanor, lástima que no sea mía, pero la he adoptado, yo también siento la nostalgia de ese modo.

    La verdad es que por muy acostumbrada que esté una a que le firmen libros o discos, cada nueva ocasión es única y no pisa la a anterior, sino que la complementa y la ilusión renace en conseguir la siguiente. ¿Será ese el efecto de la droga? Soy mitómana por naturaleza y muchos de mis grandes mitos también están muertos, pero no por ello la ilusión es menor. No sabes lo que siento cuando por Londres me encuentro una postal de Vivien Leigh, o cuando estoy en el barrio en el que vivió o frente a una de sus casas, o en Bath o en Chawton, visitando a los fantasmas de Jane Austen. Nunca conseguiré una firma o una foto con ellas, pero estar donde estuvieron o contemplar lo que sus ojos vieron o disfrutar de sus obras, unas literarias y otras cinéfilas y teatrales, es para mí como haber vivido todo eso con ellas. Sé que me entiendes.

    Besitos de la loca mitómana o mitoadicta o la ilusa que admira y quiere a sus grandes. ¿Quienes son mis grandes? NO sólo Vivien Leigh, Jane Austen, Andrés Neuman, Ian McEwan, las Hermanas Brontë, Oliver Tompsett, Madonna, etc etc etc, sino que mis grandes son los que están a mi lado y me engrandecen y me complementan: mi familia y mis amigos. Eso sin duda.

    Besitos y gracias por estar ahí.

    Posdata: La mayoría de escritores que admiro también están muertos, ayyyyyy... y además hablaban otro idioma que me empeño en perfeccionar continuamente.

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  7. Hola locatis!

    ¿Ya toca actualizar, no? Será que no han pasado cosas en estos días...

    Abrazos!

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  8. jajaja, tienes razón, toca actualizar, pero ¿por dónde empezar? Con todo lo que se vivió en Madrid y en el festival Eñe...

    No será hoy, ni mañana, pero en estos días segurísimo. Caerá el jueves, o el viernes o el fin de semana o tal vez los 4 días, depende cómo lleve la mochila cargada de números o de letras. Pero caerá. Fijo. Hablaré de Espido, de Neuman, de Bonilla, Garriga, Cruz, Pron, etc etc etc... pero no me adelanto ;-P

    Besitos

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